LA CONSTRUCCIÓN DE UN CAMPEÓN MUNDIAL: DINERO, RELACIONES Y TALENTO

Esta es la cuarta y última de una serie de notas, independientes entre sí, sobre las facetas poco conocidas del proceso que llevó a la consagración de Lando Norris.

La fortuna de Adam Norris le allanó a su hijo Lando el camino hacia la Fórmula 1; el piloto de Bristol utilizó su particular talento para coronarse campeón mundial después de siete temporadas en la categoría. Lando es el primer campeón mundial surgido de una clase pudiente desde Nico Rosberg, a diferencia de Lewis Hamilton, Sebastian Vettel o Michael Schumacher, nacidos en la clase trabajadora, o de Max Verstappen, hijo de la clase media.

CONSTRUCCIÓN DE UN CAMPEÓN MUNDIAL: TODO QUEDA EN FAMILIA

La distinción es interesante en el automovilismo del Siglo XXI, en el que llegar a la máxima categoría tiene mucho que ver con el dinero. Hace unos años, la BBC calculó que subir la escalera desde el karting hasta el umbral de la F1 requería una inversión no menor a los 7 millones de dólares; este año, el estudioso Mat Coch concluyó que en general se necesitan no menos de seis temporadas para llegar a la F1 y unos 10 millones de dólares para alcanzarla: una temporada de Fórmula 3 se puede hacer por 1,2 millones; una de Fórmula 2 cuesta de 2 a 3 millones, de acuerdo al equipo.  Trepar esa escalera es más sencillo si los recursos están  en casa. El neerlandés Richard Verschoor aprovechó la fiebre Verstappen que estalló en su país para juntar las migas en sponsorización y competir cinco temporadas consecutivas en la Fórmula 2. Este año ganó dos carreras, lideró el torneo y al final terminó tercero. Recientemente contó que reunió 34 sponsors (a los que llamó “socios”) para completar el torneo.

«Tener un sponsor no es pegar un sticker en el auto; hay que activar ese sticker, y eso lleva mucho trabajo». Sobre todo si se trata de hacer presentaciones y marketing para 34 sponsors. «Es un esfuerzo máximo todos los días, y a veces es un poco demasiado», acepta el piloto de Utrecht.Anthony Hamilton, el padre de Lewis, llegó a tener hasta cuatro trabajos para solventar la campaña en karting de su hijo. El albañil Norbert Vettel no tenía los euros que sí aportó Red Bull para la carrera de Sebastian, y lo mismo ocurrió con el mecánico Rolf Schumacher y Mercedes. En ese sentido, la escuela de Lando fue mucho más desahogada. Su padre Adam cubrió todas las cuentas y, como se reveló en las anteriores notas de esta serie, sus contactos tempranos con Zak Brown aceitaron su desembarco en McLaren. Lando no precisó moverse como Verschoor, quien difícilmente pueda aterrizar, a los 26 años, en la Fórmula 1.

Por otro lado, las fortunas paternas no aseguran nada: los casos de Lance Stroll, Nicholas Latifi, Esteban Gutiérrez o Nikita Mazepin, entre tantos otros, lo certifican.   

Una vez que Lando entró al gran mundo de la F1, en 2019, Adam abandonó la tarea de empujarlo y abrió otro negocio. Su compañía Pure Electric se dedica a fabricar scooters eléctricos, y posee una gama especial con decoraciones históricas de los McLaren campeones:No es descabellado suponer que Pure abona derechos a la casa de Woking por esa transacción, que seguramente negociaron Adam Norris y Zak Brown. Como se ha visto a lo largo de esta serie, los vínculos entre los Norris de Bristol y el californiano exceden por mucho una relación de jerarquía entre el CEO de un equipo de F1 y su piloto, quien públicamente nunca fue nominado como Número 1 a causa de las célebres Papaya Rules y su pátina de neutralidad.

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