Ferrari no tiene margen para la paciencia con Lewis Hamilton: ¿lo tratarán como a un novato?

Las diferencias de velocidad y rendimiento que tiene Hamilton respecto de Charles Leclerc en Ferrari no ayudan a un equipo que está rindiendo por debajo de las expectativas.

El equipo Red Bull decidió prescindir de Sergio Pérez por su falta de rendimiento y las amplias diferencias de velocidad que tuvo en la segunda mitad de 2024 respecto del campeón Max Verstappen. La organización Red Bull degradó al neozelandés Liam Lawson, a quien había nombrado sustituto de Pérez junto a Verstappen por falta de rendimiento en tan solo dos carreras. Alpine, el equipo que dirige Flavio Briatore, reinstaló al australiano Jack Doohan como piloto reserva después de hacerle disputar seis carreras este año porque su rendimiento no era, a juicio de Briatore, el suficiente para conservar su plaza.

Si los criterios y exigencias de estos equipos mencionados son los correctos, bien podría Ferrari preguntarse si el rendimiento y los resultados de Lewis Hamilton, como compañero de Charles Leclerc, no están a la altura de las exigencias, de las expectativas y de los pergaminos del inglés siete veces campeón y si al final no rinde más que un novato.

El rendimiento en Mónaco de Lewis, que acabó quinto a 48 segundos de Leclerc en la segunda posición, da mucho para pensar. John Elkann, el máximo ejecutivo de Ferrari, contrató a Hamilton pagando una fortuna orientado a una operación de marketing. También lo hizo, sin duda, pensando en que sería un verdadero refuerzo para el equipo. Y, con la excepción de una victoria sorpresa en la carrera corta del sábado en China, Lewis ha estado bastante por debajo de lo que se esperaba de él y ha sido ampliamente superado en velocidad por Charles. En Montecarlo, mientras el monegasco peleaba por la pole con el McLaren de Lando Norris, él clasificaba cuarto por tiempo. Lo que resulta discutible son las tres décimas y un poco más que tuvo de diferencia con Leclerc. Lewis tuvo desventajas claras en velocidad respecto de su compañero en Japón (3/10), Bahréin (6/10) y Arabia (5/10). En Miami no pasó a la Q3 aunque clasificó a menos de una décima de Leclerc en la Q2, pero entre ambos se metieron tres rivales, confirmación de lo apretado que está el medio pelotón de la Fórmula 1.

Por eso, hoy en día, tres décimas es una desventaja amplia. Según las circunstancias de cada equipo, esta es la desventaja temporalmente aceptable para un novato en desarrollo.

Hasta podría opinarse que Hamilton parece un novato aprendiendo porque mientras él confiesa que le cuesta adaptarse a las características del Ferrari de este año, Leclerc lo «destroza» los días sábado ganándole, hasta el GP de Mónaco ya disputado, 7-1.

En las calles de Montecarlo lo más cerca que estuvo Hamilton de Charles fue a una décima tras la FP2 del viernes, pero quedó a medio segundo en la FP3, antes de que se estrellara. Una inoportuna humillación para quien ganó, como él, tres veces en el Principado además de residir allí.

La quinta posición final de Lewis, tras largar desde la séptima plaza (penalizado por entorpecer a Max Verstappen en la Q1) y la segunda de Leclerc le dio a Ferrari la mejor cosecha de puntos del año. Magro consuelo para Lewis y menos para su jefe de equipo, el francés Frédéric Vasseur, al que ya se cuestiona por el fluctuante y generalmente bajo rendimiento de los Ferrari.

Lewis quedó atrapado en la lenta procesión del pelotón perseguidor detrás de Isack Hadjar y el Aston Martin de Fernando Alonso. Tuvo aire limpio para descontar ventajas cuando estos entraron a boxes, pero, sin embargo, la diferencia con Leclerc siguió aumentando.

Confesaba Lewis tras la carrera que no tenía explicación para esa falta de ritmo. Y cuando un tipo con su experiencia no encuentra explicaciones hay que alarmarse: falta motivación, rabia, garra. Justamente a él que era ejemplo de todo lo contrario.

Quienes le conocen bien afirman que ocasionalmente, cuando su coche no rinde lo que él espera, se desmotiva y no da todo de sí.

Y enfrentado a Leclerc y con Ferrari en crisis ya no tiene margen para dejar satisfechos a sus patrones.

Al final, a pesar de sus años y sus reconocidas capacidades, ¿habrá que aplicarle una medida drástica, como ahora es costumbre hacer con los novatos?