Un verdadero piloto “multimarca”

Hasta hace unas décadas, los contratos de los pilotos con los equipos ni eran tan prolongados ni se fijaban bajo cláusulas tan estrictas. Entonces, no era descabellado que un competidor cambiara -hasta más de una vez- de escuadra durante la misma temporada, o bien adquiriera de modo particular algún coche que podía descartar al GP siguiente. Así, pasando también por varias marcas… hasta llegar a ¡14! como el caso que nos ocupa.

Cuando se repasa la historia de la Fórmula 1 para saber cuáles fueron los corredores más infortunados a nivel resultados, resulta imposible soslayar la figura de Chris Amon. Neozelandés, talentoso sobre cualquier tipo de máquinas, de manejo atildado y siempre con el clásico kiwi estampado a un costado del casco, Amon no pudo jamás ganar un GP puntuable pese a haber estado cerca varias veces. Probablemente, de los “no ganadores” que recuerde la categoría, haya sido el de mayores cualidades conductivas. Pero también el que condujo autos de más diversas marcas en toda la historia…

Debutó en el GP belga de 1963 con un Lola que no le permitió lucirse en demasía, por lo que se pasó a Lotus para el año siguiente, aunque en un intermitente año ’65 buscó sin éxito clasificarse con Brabham en un par de competencias. La próxima temporada fue decididamente desastrosa, ya que aunque alternó un McLaren-Ford con un Cooper-Maserati en prácticas y clasificaciones, apenas pudo largar en una sola oportunidad. Finalmente, llegó lo que más esperaba cuando consiguió ser piloto de Ferrari por tres temporadas y aunque en ellas logró varios podios, le quedó la frustración de un puñado de carreras que se le escaparon mientras marchaba en la punta. Algo similar le ocurrió en 1970, con un March de fabuloso rendimiento, pero que siempre, por alguna que otra anomalía técnica, tampoco lo dejó convertirse en vencedor.

Matra fue su octava marca y con ella consiguió dos “poles” que, como ya parecía pronosticado por alguna maldición, tampoco concluyeron en triunfos. En 1973 lidió con un poco competitivo Tecno y sobre el final del año alquiló un Tyrrell con el que hizo dos GGPP con más pena que gloria. Cansado de lidiar con coches “ajenos”, armó para 1974 su propia máquina, el Amon AF101, que no prosperó y cambió posteriormente por un BRM sin mejorar las magras performances. Arriba de un modesto Ensign, empezó a cerrar su campaña en el bienio 1975-1976 y en este último ejercicio le bajó definitivamente el telón a su actividad sin poder largar en Canadá tras intentar clasificar a un Williams del equipo de Walter Wolf, con el que completó su súper-serie de 14 marcas distintas en sus 14 años de peregrinar en la máxima categoría. Todo un récord.  

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