El alejamiento de Yuki Tsunoda constituye la única baja del plantel de una Fórmula 1 que, en pocas horas, cierra la temporada en Abu Dhabi. En la vereda opuesta, y para compensar, está la llegada del joven británico Arvid Lindblad a Racing Bulls y, como refuerzos, los retornos de los experimentados Sergio Pérez y Valtteri Bottas con el debutante equipo Cadillac.
Poco trascendente y justificado para muchos, este alejamiento de Tsunoda agudiza la falta de un hecho que el Campeonato Mundial de Fórmula 1 tiene pendiente desde su creación: ver ganar una carrera a un piloto japonés. Algo que es un debe de la categoría desde que el Gran Premio de Japón 1976, el primero de su historial, mostró los debuts de Masahiro Hasemi, Kabuyoshi Hoshino y Noritake Takihara, quienes así inauguraron la lista de 18 pilotos nipones que alguna vez largaron un Gran Premio de Fórmula 1.
Pasó casi medio siglo, centenares de carreras y varios pilotos , con poca o mucha continuidad, pero nunca se vio un rostro oriental en el escalón mayor del podio. Hubo victorias japonesas con Honda por el lado de equipo y motores, pero un piloto, nunca. Lo más cerca que estuvieron se dio con los terceros puestos de Aguri Suzuki (Japón 1999), Takuma Sato (Estados Unidos 2004) y Kamui Kobayashi (2021).
Poco, muy poco para el potencial económico de un país como Japón. Sin embargo, como sucede en algunos casos, ese potencial económico y técnico no tiene la misma correspondencia en lo humano. En otras palabras, le ha faltado a Japón un piloto de primer nivel y ganador. Sobresalieron por su velocidad, espíritu combativo y audacia, pero sin la efectividad y regularidad que necesitan todo ganador y campeón. Así pasaron Takagi, Sato, Kobayashi, arribados como promesas que se fueron diluyendo con la falta de resultados.
Yuki Tsunoda parece seguir ese camino. Cada vez está más lejos su proclama de llegada a la Fórmula 1 cuando anticipó que «voy a ser el primer japonés en ganar un Gran Premio». No pudo hacerlo en las 110 carreras (la mayor cantidad de un piloto japonés en el Mundial) que corrió de 2021 en Alpha Tauri, Racing Bulls y Red Bull. Ni siquiera este ascenso logrado desde la tercera fecha de este campeonato pudo arrimarlo a la chance de una victoria. Lo mejor que hizo fue el sexto puesto en Países Bajos. Es cierto que tuvo un compañero del superlativo nivel de Max Verstappen, pero tampoco, como anteriormente había ocurrido en Red Bull con Sergio Pérez, contribuyó al equipo en su lucha con Mclaren en la Copa de Constructores.
Todo esto derivó en un despido que es parcial, porque continuará ligado a Red Bull como tercer piloto. No es lo mismo, obviamente, aleja más la posibilidad de ese primer triunfo.
Personaje especial y el más pequeño por su estatura en la Fórmula 1, la noticia de su alejamiento del plantel permanente de la categoría movió algunas particulares nostalgias, como la que manifestó Laurent Mekles, director deportivo de Red Bull.
«Todos en el mundo del deporte coincidirían en que es imposible no apreciar a Yuki; su personalidad es contagiosa y se ha convertido en una parte muy especial de la familia Red Bull. En nombre de todos en Red Bull, le agradezco su contribución hasta ahora y sabemos que brindará un apoyo invalorable a los proyectos en el futuro», declaró.
Traducido es un: «Qué lástima, todo bien, pero adiós». El frío, cruel y habitual mensaje de la Fórmula 1 en las despedidas.





