SER CAMPEÓN SIN SER EL MÁS GANADOR

Lo sucedido este año con Lando Norris (7 triunfos) ante Max Verstappen (8) reactivó el caso de campeones que ganaron menos carreras que alguno de sus rivales. Hubo un par de situaciones particulares que se desarrollan en esta nota.

Entre las muchas ideas que en sus épocas de mandamás absoluto en la Fórmula 1 lanzó Bernie Ecclestone, hubo una especial que condiciona la definición del campeonato mundial no a la suma de puntos, sino a la cantidad de victorias que lograse cada piloto. En caso de igualdad definían la mayor cantidad de segundos puestos y así en las siguientes posiciones descendentes hasta llegar al desempate.

Esta idea de Bernie buscaba darle mayor intensidad a las carreras y desalentar las especulaciones. Por eso lado mostraba sus ventajas, pero del otro entrañaba el peligro que algún piloto se escapase prematuramente a pura victoria, como ocurrió en su momento con Michael Schumacher, Sebastian Vettel, Lewis Hamilton y Max Verstppen, y el atractivo por la definición se derrumbase muy pronto.


La propuesta de Ecclestone se diluyó rápidamente y la Fórmula 1 continuó andando con el sistema de puntos tradicional. Incluso hubo una fugaz experiencia en contrario en 2014, de otorgar puntaje doble a la fecha final para ampliar la cantidad de candidatos, pero no encontró consenso en la categoría y fue dejada de lado.

Volviendo a la idea de Ecclestone, vale señalar que, de haberse aplicado desde el comienzo del Campeonato Mundial, en la temporada 1950, unas trece coronas hubiesen tenido otros destinatarios. La historia hubiera mostrado pilotos con más títulos, otros con menos y hasta saldada esa injusta deuda que es no haber visto coronado a Stirling Moss, el famoso “Campeón sin Corona” de la Fórmula 1.Precisamente el caso de este piloto inglés nos lleva a una de las situaciones más particulares que tuvo esta instancia de un campeón que gana menos carreras que su principal rival. En la temporada 1958, Moss venció en 4 Grandes Premios (Argentina, Mónaco, Portugal y Marruecos) contra el solitario (Francia) que festejó Mike Hawthorn, su rubio compatriota. Una gran diferencia que, encima, en un campeonato de apenas 11 fechas (10 reales, porque los europeos no participaban en Indianápolis) parecía decisiva.

Sin embargo, fue campeón Hawthorn por apenas un punto (42 a 41). Para explicarlo hay varios motivos: 

  1. La mayor confiabilidad de la Ferrari de Mike, que abandonó una sola vez contras las cuatro deserciones que tuvo el Cooper-Climax de Moss. 
  2. La escasa diferencia de puntos entre los que se llevaba el ganador (8)  y el que terminaba segundo (6), una posición que Hawthorn ocupó cinco veces.
  3. El punto entregaba el récord de vuelta, un terreno donde Hawthorn se hizo fuerte con cuatro conquistas contra apenas una de su rival. Así, puntito a puntito, Mike fue sumando hasta llegar a la coronación.

Distinta, pero no menos particular, resultó lo ocurrido en el convulsionado campeonato 1982. Nada menos que 11 pilotos, la mayor cantidad en la historia del Mundial, se repartieron los triunfos en los 16 Grandes Premio de una temporada con distintos cambios por las desgracias en Ferrari, con la muerte de Gilles Villeneuve y el grave accidente que terminó con la campaña de Didier Pironi, las internas en Renault entre Alain Prost y Rene Arnoux, y la irregularidad de los McLaren de Niki Lauda y John Watson. Todo esto derivó en una amplia distribución de las victorias que con dos éxitos cada uno tuvo como beneficiarios a Piron, Watson, Prost, Lauda y Arnoux. No les alcanzó para llevarse el título, que sorpresivamente atrapó Keijo Rosberg con su única victoria en el Gran Premio de Suiza, disputado en el circuito francés de Dijon y sobre el Williams que había dejado libre Carlos Reutemann con su retiro tras la segunda fecha. Este título, con un solo éxito, estigmatizó a Rosberg con la imagen de un piloto especulativo, todo lo contrario de lo que había demostrado hasta ese momento. Lo cierto que en ese caótico 1982, no hubo uno ni dos pilotos más ganadores que el campeón, ¡hubo cinco!Circunstancias más normales tuvieron los casos de Jim Clark (1964-1967), Alan Jones (1979), Alain Prost (1983-1984), Nigel Mansell (1986-1987), Ayrton Senna (1989), Felipe Massa (2008), Lewis Hamilton (2016) y Max Verstappen (2025),  quienes terminaron en dichas temporadas ganando más carreras que nadie pero vieron que el trofeo de campeón lo levantaba otro.

Salvo Massa, y por 600 metros, todos ya tenían o tuvieron sus reivindicaciones. 

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