La tentación es grande. Ocurre porque, probablemente, después de más de tres meses sin Fórmula 1, la abstinencia provoca. Invita a sacar conclusiones tras apenas la primera carrera y extrapolarlas a todo el campeonato. Con ese criterio, Lando Norris y su McLaren MCL39, que pudieron caminar 63 centésimas de segundo promedio más rápidos que Max Verstappen y el RedBull RB21 a lo largo del Grand Prix de Australia, ya son campeones.
Pero no. Repasemos las lecciones. Basta con mirar lo sucedido un año atrás, cuando tras el primer GP del año, en Bahrein, el orden era RedBull-Ferrari-Mercedes-McLaren; a fin de año disfrutamos de un período de once carreras con siete vencedores distintos, y el orden del torneo de Constructores fue McLaren-Ferrari-RedBull-Mercedes. Puede fallar, ¿eh?
Son lecciones de historia. No faltan quienes argumentan que este dominio de McLaren puede llevar a una dinámica entre sus pilotos, Norris y Oscar Piastri, similar a la que animaron en 2014 Lewis Hamilton y Nico Rosberg al interior de la hegemónica escuadra Mercedes. En Melbourne se vieron algunos rasgos de esa interna, sobre todo cuando el equipo le impidió al piloto local pelearle la vanguardia a Norris mientras ambos todavía calzaban las cubiertas intermedias (de la vuelta 28 a la 30 hubo menos de un segundo entre ambos compañeros).
En esa dinámica, Norris podría encarnar al Hamilton de 2014 y Piastri juega el rol de Rosberg. Aquella puja explotó en Spa-Francorchamps, con toques de todo color. En aquel entonces, arrancaron más enfrentados Anthony Hamilton y Keke Rosberg, los padres de ambos pilotos, que ellos mismos… pero al final, la disputa entre bandos era completa.
Pero si de historia se trata, también se puede elegir el ejemplo de 2007, cuando los dos pilotos del equipo más fuerte, en ese momento –como ahora- McLaren, produjeron una explosiva dinámica interna que terminó con la rifa del título: Hamilton –otra vez y el campeón vigente Fernando Alonso desataron una guerra de tal calibre que Kimi Raikkonen, con su Ferrari, acabó calzándose la corona. Esa fue la última ocasión en que un piloto de la casa de Maranello se consagró.
En rigor, aquel campeonato tuvo un elemento deportivo y otro extremadamente político, dada la tensión existente entre el entonces presidente de la Federación Internacional del Automóvil, Max Mosley, y el titular de McLaren en ese tiempo, Ron Dennis. Fue el año del Spygate, episodios altamente sospechosos tuvieron lugar en las carreras de desenlace y no hace tanto que Hamilton pronunció una frase llamativa: “En ese momento no sabía qué estaba pasando, luego me enteré de cosas y no podré hablar de ello mientras continúe compitiendo”. Mosley ya no está, Dennis se retiró, algunos involucrados saben más de lo que cuentan…
Volvamos al terreno deportivo. Podría ocurrir algo similar en ese aspecto en esta temporada si Verstappen y RedBull se mantienen cerca y aprovechan los tropiezos del equipo de Woking; ya se advirtió en el Albert Park que eso es posible, por la manera en que el campeón facturó el inesperado despiste de Piastri en la vuelta 44.
En ese sentido, Verstappen parece mantener tener un plus conductivo sobre Norris, que admitió sentirse presionado hasta la bandera a cuadros por el embate del campeón. Los relojes registraron esa presión:
Vuelta 48: 1s334
Vuelta 49: 1s247
Vuelta 50: 0s937
Vuelta 51: 0s638
Vuelta 52: 1s304
Vuelta 53: 1s681
Vuelta 54: 1s353
Vuelta 55: 0s696
Vuelta 56: 0s621
Vuelta 57: 0s895
En esas diez vueltas, la diferencia entre uno y otro fue, en promedio, una décima de segundo ¡a favor de Verstappen! Norris gozaba allí de la ventaja posicional en una pista en la que normalmente es difícil pasar rivales.
En RedBull observan perplejos el gran logro de McLaren: mantener siempre la temperatura ideal de los neumáticos del MCL39 sin que haya degradación evidente. El RB21 no consigue eso, y ya no está Adrian Newey a mano para diagnosticar y curar la falla.
Se puede elegir el marco histórico que se prefiera. El último parece el más acertado. Porque este campeonato dura 9 meses, como un embarazo, y probablemente haya que parir para saber quién se queda con el título…