Hace sólo unas horas se ha oficializado el calendario del Campeonato del Mundo de F1 para el 2026. La variación más importante es la desaparición en el calendario de la carrera de Imola y la incorporación, ya anunciada a los cuatro vientos, de la carrera de Madrid en el nuevo circuito semiurbano denominado Madring. También llama la atención el cambio de fechas, por otra parte lógico, de la carrera de Canadá que se disputará después de Miami, lo que obliga a un cambio en Mónaco, carrera que pasará a disputarse en la primera semana de junio. España tendrá pues dos GPs en 2026, tomando el nombre de GP de España el de Madrid, que se disputará en septiembre, cerrando la temporada europea, y el que se celebrará en el circuito de Montmeló y que pasará a denominarse GP de Barcelona-Catalunya. Los responsables del circuito catalán siguen negociando con la FIA y la FOM la continuidad de la carrera, aunque sea alternándose con otro circuito europeo. Tampoco los organizadores de Imola tiran la toalla y seguirán luchando para recuperar su carrera.
Pero volvamos a la gran novedad del calendario, la carrera de Madrid, carrera que se ha visto envuelta desde un inicio con polémica. Repasemos la cronología de un proyecto firmado hasta 2035
El Origen: Un Rumor Convertido en Proyecto
Todo comenzó con susurros a finales de 2021 y principios de 2022. La institución ferial IFEMA Madrid, junto con el apoyo de la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento, empezó a dar forma a una idea: traer de vuelta la F1 a la capital, ausente desde 1981, cuando se corrió por última vez en el Circuito del Jarama.
El objetivo era claro: no se trataba de construir otro circuito permanente en las afueras, sino de crear un evento totalmente integrado en la ciudad. El modelo a seguir no era tanto Silverstone o Spa, sino Miami o Singapur. La ubicación elegida fue estratégica: el entorno de IFEMA y la Ciudad Deportiva del Real Madrid en Valdebebas. Una zona moderna, con excelentes conexiones de transporte público (Metro, Cercanías y Aeropuerto de Barajas a minutos de distancia) y la infraestructura necesaria para albergar un evento de tal magnitud.
«Queríamos un Gran Premio del siglo XXI», afirmaba en su momento José Vicente de los Mozos, presidente de IFEMA. «Un evento sostenible, accesible para los aficionados y con un impacto económico brutal para la región». Esa fue la carta de presentación que llevaron a las oficinas de Liberty Media, los propietarios de la Fórmula 1.
La Propuesta Ganadora: Sostenibilidad y Experiencia
La candidatura de Madrid se cimentó sobre tres pilares fundamentales que sedujeron a Stefano Domenicali, CEO de la F1.
- Un Circuito Híbrido y Desafiante: Se diseñó un trazado semiurbano de 5,47 kilómetros y 20 curvas. Utilizará viales ya existentes alrededor de los pabellones de IFEMA y otros de nueva construcción. Incluirá secciones rápidas, dos túneles y una espectacular curva peraltada que promete ser uno de los puntos icónicos del calendario.
- Sostenibilidad y Accesibilidad: El proyecto presume de ser el «Gran Premio más sostenible» del campeonato. La promesa es que el 90% de los aficionados podrán llegar en transporte público, reduciendo drásticamente la huella de carbono. IFEMA se comprometió a organizar un evento con balance neto cero en emisiones.
- El Fan en el Centro: A diferencia de otros circuitos, Madrid prometía una experiencia total. No solo una carrera, sino una «semana de la F1» con conciertos, exposiciones, gastronomía y actividades por toda la ciudad, aprovechando la capacidad organizativa de IFEMA para grandes eventos. Se estima un impacto económico anual de más de 450 millones de euros y la creación de miles de empleos.
Luz Verde y las Sombras de la Polémica
El 23 de enero de 2024 llegó la confirmación oficial. La Fórmula 1 anunciaba el regreso de Madrid al calendario a partir de 2026. La noticia fue celebrada por las autoridades locales como un hito histórico. «Madrid quiere ser el mejor anfitrión del mundo», declaró la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso.

Sin embargo, el anuncio no estuvo exento de controversia. La principal incógnita fue el futuro del Gran Premio de España en el Circuit de Barcelona-Catalunya, cuyo contrato finaliza precisamente en 2026. Domenicali dejó la puerta abierta a la convivencia de ambas carreras, pero la tensión entre Madrid y Barcelona por la titularidad del «Gran Premio de España» se hizo palpable de inmediato.
Además, surgieron voces críticas que cuestionaban la narrativa del «coste cero para el contribuyente». Si bien la inversión directa es privada, plataformas ecologistas y partidos de la oposición señalaron el uso de suelo público y los costes indirectos en seguridad y transporte que asumirán las arcas públicas. De momento, las primeras inversiones corren a cargo de IFEMA y todavía no se conoce ningún inversor privado, a pesar de las intenciones de los responsables políticos. También se ha empezado a judicializar el proyecto por la cuestión del ruido y varias asociaciones de vecinos de la zona están preparando sendas demandas. No olvidemos que en el estadio Santiago Bernabeu, por orden judicial, se suspendió la posibilidad de organizar conciertos por la misma razón.
El Presente: La Cuenta Atrás Ha Comenzado
A la espera de cómo se desarrollen los acontecimientos, el proyecto del GP de Madrid ha pasado de los planos a la fase de preparación. Los equipos de ingeniería y urbanismo ya trabajan en la definición final de las infraestructuras necesarias. Se planea la construcción de nuevos edificios para boxes, un paddock de última generación y gradas con capacidad para más de 110.000 espectadores.
Mientras los primeros movimientos de tierra se vislumbran en el horizonte de Valdebebas, la ciudad contiene la respiración. Madrid ha apostado fuerte. El desafío ahora es cumplir las promesas de sostenibilidad, gestionar la compleja logística y demostrar que su modelo de Gran Premio urbano puede convertirse en el nuevo estándar de la Fórmula 1. La cuenta atrás ha comenzado. En 2026, los semáforos se apagarán y el rugido volverá a la capital… o así lo esperan los organizadores.