Las vicisitudes del gran Michael Schumacher

Aunque se destacó desde su arranque en la F1 ganando carreras y de inmediato también campeonatos, el astro alemán supo igualmente de momentos de poca fortuna e incertidumbre; de hecho, más de una década después de su debut se le hizo común algo casi desconocido para él: largar desde la mitad de la grilla para atrás…

La aparición de Michael Schumacher en la máxima categoría mundial revolucionó buena parte del ambiente. Desde los hinchas que festejaban la llegada de un diamante en bruto decidido a lograr grandes cosas hasta los jefes de equipo que se lo disputaron ni bien el joven teutón demostró sus virtudes sobre un modesto Jordan. Con el paso a Benetton llegaron los dos primeros campeonatos (1994 y 1995) y tras la impactante contratación de Ferrari -escudería a la que se llevó el número 1- acabó por coronarse como uno de los más sobresalientes competidores de la historia. Los siete títulos que quedaron en sus bolsillos fueron solidificados con numerosas victorias pero además, con fantásticas clasificaciones, ya que fueron muchos los sábados en los que (aún buscando el límite de su máquina) pocas veces quedó relegado en las grillas.

Y aquí es donde encontramos un testimonio más que llamativo: entre su debut, en el GP de Bélgica de 1991 y la competencia que le bajó el telón al ejercicio de 2004 (año de su última corona), el GP de Brasil, “Schumi” disputó nada menos que 212 GGPP y solamente cinco veces partió desde el 10° lugar o más atrás, a saber: 10° en Portugal ’91, 16° en Bélgica ’95, 14° en Japón ’03, 20° en China ’04 y 18° en Brasil ’04. El posterior torneo (2005) fue tan aciago para el piloto de Kerpen que solamente en ese año, salió desde tan atrás seis veces, es decir, una más que en las trece temporadas y media anteriores, toda una rareza: arrancó 19° en Australia, 13° en Malasia, 13° en San Marino, 10° en Europa, 19° en Turquía y 14° en Japón. Estaba claro que los días de bonanza habían quedado atrás. De hecho, en 2006 sumaría otras tantas pruebas partiendo en similares posiciones antes de su primer retiro.

Y si los dos años finales en Ferrari transcurrieron lejos de los días dorados, algo más decepcionante fue la tríada de campeonatos que disputó con Mercedes cuando decidió regresar. No sólo fueron pobres por obtener sólo un podio gracias al tercer lugar de Valencia ’12, sino porque en el ítem que hoy nos ocupa, Michael ya se había acostumbrado a salir desde el 10° cajón o más atrás todavía, como lo dejaron en claro sus 8 largadas en tales posiciones de 2010, las 10 de 2011 y las 9 de 2012. Por eso, alguna vez, entrevistado pocas semanas antes de su accidente en esquí, le preguntaron qué le habían dejado en el balance de su carrera aquellas tres temporadas en Mercedes, y con una humildad que quizá no le era muy habitual en sus días de actividad automovilística, dijo sin inmutarse: “Fueron tres años necesarios, porque en ellos aprendí a perder”.

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