EL MOMENTO EN QUE MAX EXTRAÑA A CHECO

Una característica esencial de Red Bull, ser un equipo de un solo auto, perjudica al campeón del mundo cuando más necesitaría un buen ladero en la pelea por el título.

Es una característica tan propia de Red Bull como el rojo Italia lo es de Ferrari: es un equipo concentrado en su primer piloto. No es un patrón nuevo, y persiste pese a que Christian Horner abandonó la nave en julio pasado. Todo al uno. Antes era Sebastian Vettel, ahora es Max Verstappen. El ocupante de la segunda butaca permanece ignorado, por lo general: las piezas nuevas no suelen llegar, la consideración tampoco, e intentar conducir el coche con la puesta a punto que elige Max, y es la que va más rápido, puede volverse una pesadilla.

Esa estrategia les ha permitido ganar ocho títulos de pilotos en los últimos 15 años, pero no está exenta de debilidades. Perder el título de Constructores es una.La otra está bien a la vista en un instante crucial del campeonato, como es este, aun cuando Verstappen conserva dramáticamente sus chances de lograr un quinto título consecutivo, chances que hace diez días daba por perdidas.

El neerlandés precisa descontar 24 puntos cuando quedan 58 en juego. No es una tarea fácil, pero podría simplificarse si el número 2 de Red Bull se mezclara en la batalla y le robara puntos a los pilotos de McLaren. En el panorama actual, eso sería F1-ficción.

Yuki Tsunoda, compañero de Verstappen desde el pasado GP de Japón, la tercera carrera del año, solo sumó 28 unidades en 20 carreras. Languidece en el 17° lugar del torneo. Su mejor posición final fue un sexto puesto en Bakú, justo delante de Norris, la única vez que le restó un punto a un McLaren. Nunca sumó un podio. Su contribución al equipo, en términos sonantes, fue apenas el 7 por ciento de los puntos (Max reunió el 93 por ciento restante). Su campaña en la F1 está en riesgo de terminar abruptamente dentro de diez días. No todo es su culpa. «Todo está en contra mío», se quejó amargamente en Las Vegas.Sergio «Checo» Pérez, escudero de Verstappen durante cuatro años en Red Bull, contó esta semana en México su último diálogo con Horner: «Le dije ‘muchas gracias por todo y lo siento por quien vaya a llegar aquí’. Así ha sido». Liam Lawson solo duró dos carreras, en el puesto que, un año atrás, el equipo imaginaba podía ser de Franco Colapinto, y Tsunoda sufre desde entonces.

El mexicano sabe bien de qué habla. Y, pese a todo, Verstappen lo necesitaría en este momento, como lo necesitó en el cierre del torneo de 2021, cuando Pérez lo ayudó a cazar a Lewis Hamilton en la recordada definición de Abu Dhabi. «Una leyenda, Checo», lo elogió entonces por radio. Pérez salió, inmerecidamente, por la puerta de atrás de Red Bull, pero el 2025 podría haber sido distinto para el equipo si se hubiera mantenido. Si el 2024 del mexicano fue malo, lo de este año es mucho peor. Laurent Mekies, el hombre que reemplazó a Horner, venía de trabajar con Tsunoda en Racing Bulls y, al principio de su gestión, fue más contemplativo con el japonés. Pero acaso le indicaron que no era así cómo se hacían las cosas en el equipo. La sombra de Helmut Marko señala el modus operandi y, por las dudas, por atrás asoma de tanto en tanto Jos Verstappen para recordar que en Red Bull todo es propiedad de Max.

Una pena que, cuando más lo precisa, no tenga un escudero como lo fue Pérez en 2021 y también en 2022, cuando se coronó subcampeón. Este es un momento en el que necesita poner a alguien entre su espalda y los McLaren. Y ni Mercedes ni Ferrari pueden ofrecerle ese consuelo en una pista como la de Qatar, donde los coches papaya son fuertes.

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