EL KARMA DE LOS AUSTRALIANOS EN SU GRAN PREMIO

Ningún piloto local pudo en 39 ediciones ganar, ni subir al podio en el Gran Premio de Australia. Oscar Piastri tiene una buena chance de cortar esa racha y entrar en la historia.

No es totalmente aplicable el “profeta en su tierra” en el automovilismo deportivo donde el factor humano y emocional es menor que en otros deportes. Existen casos de grandes pilotos que nunca ganaron el Gran Premio de su país. Carlos Reutemann es un ejemplo cercano. Desde otra visión también hay Grandes Premios establecidos desde años en el calendario que no han visto todavía el festejo de un piloto local.

Australia es uno de esos casos, pero dicha condición puede durar pocos días, viendo que entre la lista de candidatos está Oscar Piastri. Sobre uno de los McLaren que arrancan la temporada como grandes candidatos, este joven de bajo perfil y mucha acción, tiene chances de entrar en la historia como el primer australiano en vencer en su país. También lo suyo será histórico llegando segundo o tercer, porque tampoco en 39 ediciones hubo un australiano en otros tantos podios. El propio Piastri quedó en la puerta el año pasado con su cuarto puesto, el mismo mejor resultado que sobre sendos Red Bull entregaron Mark Webber, actual apoderado de Piastri, en 2012, y Daniel Ricciardo, en 2016 y 2018.

Tener dos campeones mundiales en la lista de 15 pilotos australianos que largaron un Gran Premio en el Mundial no impidió hasta ahora esta sequía de triunfos localistas. Tal vez podría haberla quebrado Jack Brabham, tricampeón y figura de la categoría a fines de la década del 50 y durante los 60. Lamentablemente para él y sus compatriotas por aquellos años, una carrera de Fórmula 1 no estaba en los planes de los organizadores. Las expectativas de ver autos potentes y a las principales figuras las llenaba la por entonces tradicional Copa Tasmania con 8 fechas que equitativamente se repartían entre Australia y Nueva Zelanda. Brabham se retiró a fines de 1970 y hubo que esperar hasta 1985 para el ingreso de Australia al Mundial. Esto permitió, en 1990 y 1994, que un Brabham corriese la carrera mundialista en su país. Fue David, uno de los hijos de Jack, heredero de su pasión por las carreras, pero no de su capacidad conductiva. Ambas participaciones terminaron en abandonos.

Tampoco las ediciones iniciales del Gran Premio australiano coincidieron con el mejor momento de Alan Jones, el otro campeón “aussie” de la Fórmula 1. Lo encontraron en su opaco retorno con el Lola del equipo Haas tras su inicial retiro en Las Vegas 1981 en aquella carrera que ganó y festejó pese a la frustración de Carlos Reutemann, su compañero en Williams, por la pérdida del título. Sin las motivaciones y el ímpetu de sus mejores años, Alan corrió en 1985 y 1986 en las dos últimas carreras en el callejero de Adelaida, antes del traslado del Gran Premio a su actual sede del Albert Park en Melbourne. Abandonó en ambas

Piastri tiene en el fin de semana la posibilidad de terminar con el karma. Y no mencionamos a Jack Doohan, el otro australiano participante, porque verlo ganar o en el podio asoma lejano, muy lejano. Igual puede pasar. Si pasa, será una piña al mentón de las ilusiones de Colapinto de subirse al Alpine.