¿Un piloto inútil en Ferrari? ¿Más que Luca Badoer en 1999? ¡Imposible! ¿Un piloto que debe retirarse ya, como sugiere Bernie Ecclestone? ¿Y abortar la fabulosa operación de marketing pergeñada por la casa italiana, que incluye una campaña exitosa del máximo ganador de Grands Prix de la historia del Mundial? No, nada de eso.
La semana pasada, Orlando Ríos nos explicó a la perfección lo que ocurre con el piloto inglés desde el punto de vista neurofisiológico. Aquí se intenta completar ese aporte.
No hay una versión exacta y definitiva de aquello que le ocurre a Hamilton desde el punto de vista técnico en el equipo del Cavallino Rampante. Sí muchas teorías.
Derrotado hasta acá por su compañero Charles Leclerc (que gana por ahora aquel desafío del que hablábamos allá por marzo), Hamilton encuentra que su proverbial disgusto por estos coches de Reglamentación Efecto Suelo y su habitual retardo para encenderse en la temporada, en esta ocasión se superpone con la pesadilla de integrarse a un nuevo equipo y con la cuestión de su edad, habiendo cumplido 40 años en enero.
Con tantas posibles explicaciones, semejante confusión desorienta a cualquiera. No faltan quienes creen que todavía está pagando el efecto anímico de Abu Dhabi 2021, sin percatarse que el cambio de reglamento a continuación produjo mucho mayor impacto.
Los expertos acuerdan que el estilo tradicional de Lewis se basaba en una frenada tardía (más adentro de la curva que sus rivales) con el tren trasero controlado, buscando rápidamente el vértice (“apex”) de la curva, recorriendo menos terreno y, en consecuencia, buscando acelerar antes. Esas eran operaciones relativamente sencillas para un piloto como Hamilton con los coches de fondo plano y escaso “rake”.
Pero estos autos de Efecto Suelo amplificaron la ida de trompa y, cuando Hamilton busca el vértice, la Ferrari ahora (y antes los Mercedes W12 a W15) no responde con la misma celeridad. Toda la carga que llevan estos coches se pierde en la frenada, aumenta la ida de trompa y también el desbalanceo del auto justo cuando Hamilton más lo necesita.
A este tipo de coches parecen adaptarse mejor los pilotos de estilo clásico: amplia trayectoria de ingreso, frenada anticipada, búsqueda tardía del vértice para enfilar la recta siguiente. Después de conducir de una manera determinada durante más de una década exitosa, adaptarse a un estilo distinto debe representar un escollo formidable.
Claro que, si eso ya sucedía en su última época de Mercedes, ¿qué explica la caída más abrupta ahora en Ferrari? Los frenos son una buena respuesta. Hamilton pasó de usar un mismo tipo de frenos durante más de una década en Mercedes, los Carbone Industrie, y ahora le toca utilizar los Brembo. Para un estilo como el descripto, la confianza en el punto de frenado es crucial. Pero Hamilton no la encuentra aún. Inclusive, no faltan quienes aseguran que el poder frenante del motor Ferrari es menor al del Mercedes y eso aumenta el perjuicio.
No son pocos los cambios que se han hecho en la SF-25 nº 44 en ese rubro en lo que va del 2025, procurando esa eficacia. ¿Una exageración? No sería el primer piloto que ve frustrada su campaña a causa de los frenos: allí está el ejemplo de Alex Zanardi, que venía de los discos de acero en IndyCar y nunca pudo con los frenos de fibra de carbono en Williams.
Quizás a esto se refiere Hamilton cuando se autoproclama “inútil”. No logra adaptarse a estos coches, a los nuevos frenos, a un estilo distinto.