En 2014, cuando conservaba la Fórmula 1, Bernie Ecclestone contaba con un millón de amigos: desde el joven Christian Horner (que le sopló el dato de que Lewis Hamilton quería abandonar McLaren y había ido a ofrecérsele gratuitamente a Red Bull) al veterano Niki Lauda (a quien Bernie le encomendó que ubicara a Lewis en Mercedes) pero el inglés apreciaba, particularmente la amistad de dos personajes muy distintos: el premier ruso Vladimir Putin, que le permitió cumplir el sueño de llevar la F1 al antiguo territorio de la Unión Soviética; y el joven broker estadounidense Zachary Challen Brown, que estaba consiguiendo unos sponsors increíbles para la estática de los circuitos.
Zak Brown, que había llegado a Inglaterra para competir en Fórmula 3, se había vuelto algo así como un gurú económico en el automovilismo mundial de primer nivel gracias a JMI, su agencia de marketing. Estaba conectado a todo nivel, tanto que, cuando Liberty Media adquirió la F1 en 2016 y desplazó a Ecclestone, pensó en Brown (al fin y al cabo, un compatriota) para reemplazarlo.
A Brown llegaron, en 2014, Adam Norris y su empleado Mark Berryman, el manager del joven Lando, de solo 15 años y múltiple campeón de karting, para contratar sus servicios: ¿cómo orientar la campaña del kartista en el automovilismo?
“Eso no era lo que yo hacía, les dije”, contó Brown. “pero fueron insistentes. Pensé ‘bueno, todos me dices que es la mejor cosa que se inventó desde el pan en rodajas, así que quizás pueda ayudar’”.
Por su posición y actividad, Brown conocía mucha gente en la F1 y así gestionó un encuentro de Lando con Ron Dennis, por entonces CEO de McLaren. Es de suponer que Brown recibió una comisión por sus gestiones.
Pero Dennis no abrió las puertas. Ya estaba enfrascado en una dura lucha interna con su socio, Mansour Ojjeh; mucho antes ya había reclutado a una joven estrella, el propio Lewis Hamilton, y seguramente consideraba que ese logro no podía igualarse.
Así que Lando comenzó su derrotero en categorías inferiores básicamente con el equipo de Trevor Carlin, que casualmente, en el arranque de sus operaciones en 1996, operaba desde un granero en Woking (Surrey), en terrenos en los que hoy se asienta el McLaren Technology Center, el edificio sede de la escuadra de F1. Stephanie Carlin, la mujer de Trevor, hoy es directora de operaciones comerciales de F1 de McLaren.
Durante sus primeros años con la guía de Brown, Lando ganó tantos títulos en categorías inferiores como Lance Stroll, pero utilizando menos recursos. En 2016, cuando Lando ya era figura en la F3, Brown vendió JMI y entró a trabajar a McLaren como director ejecutivo, desdeñando el interés de Liberty Media por llevarlo a ocupar el rol que hoy ejerce Stefano Domenicali.
Eso ocurrió en agosto de 2016: seis meses después, en febrero de 2017, se anunció que el joven piloto inglés ingresaba al Programa de Desarrollo de Pilotos de McLaren. “Considero a Lando como una promesa fabulosa; aplastó a sus rivales en no uno sino tres campeonatos serios el último año”, lo presentó el responsable de la designación. Sí, era Zak Brown. “Es un piloto con un talento natural que no he visto en otros pilotos. Realmente creo que es un futuro campeón mundial”, agregó. ¿Tenía la bola de cristal o estaba prometiendo algo?
En el reciente juicio que inició Alex Palou contra McLaren, salió a la luz que ese rol en la academia implicaba pagos de Adam Norris a la escuadra. Esos pagos se hicieron efectivos durante 2017 y 2018, mientras Lando corría en Fórmula 2, primero para Campos y luego para Carlin.
En el segundo año del acuerdo, ya con Brown acomodado como CEO de McLaren, fue nombrado piloto de reserva y tester de Fórmula 1. Ese fue año fue subcampeón de George Russell en la F2.
El belga Stoffel Vandoorne no convencía; Lando era el candidato para reemplazarlo en 2019. Pero luego Fernando Alonso anunció su salida y al equipo le quedaron dos butacas vacías. El ascenso era inevitable. La otra vacante la cubrió Carlos Sainz.
“Era una prueba de Lando en Monza, con Alonso en el otro coche”, relató Brown. “Fernando acababa de marcar su tiempo, así que ya estaba hecho, y obviamente prestaba atención a los tiempos de Lando. Preguntaba. Por radio le dijimos ‘Fernando, Lando está en una vuelta rápida, quítate de su camino’. Primer sector, igualados. Segundo sector, Lando está media décima por delante. Tercer sector, por radio, Fernando: ‘Perdón, no lo vi’.
Lando: ‘¡Fernando me acaba de bloquear!’. Y todos nos reímos en boxes, como diciendo: ‘Bienvenido a la Fórmula 1’. Yo pensé ‘¡Este tipo (Lando) es un crack!'».
Está claro que Brown tenía una relación mucho más larga y fluida con Lando que la que pudo establecer más adelante con Oscar Piastri; después de la promoción a la F1, llegó el momento de los negocios en conjunto entre los Norris y el californiano (continuará).





