A lo largo de su historia, como consecuencia de los avances tecnológicos y quizá también de cuestiones de seguridad, los circuitos de la Fórmula 1 se fueron acortando y ajustándose a las nuevas necesidades del “consumidor”. Simultáneamente, las competencias fueron también más cortas en tiempo y promedian hoy, minutos más, minutos menos, alrededor de una hora y media de duración. Y si bien en la década del ’50 cada Gran Premio se extendía más de tres horas, pocos imaginarían hoy que la carrera más larga en tiempo tuvo lugar mucho más acá, en 2011, más precisamente el 12 de junio, cuando el británico Jenson Button se impuso sobre un McLaren-Mercedes en el Gran Premio de Canadá. Esa vez, en el trazado de Montreal, las fuertes lluvias hicieron que la prueba pactada a 70 giros se largara con auto de seguridad. Sin embargo, las precipitaciones continuaron y la actividad se suspendió con bandera roja al cabo de la 24ª vuelta. Mientras se decidía si se continuaba o no, el reloj seguía corriendo oficialmente.
En definitiva, tras dos horas de cabildeos, las autoridades optaron por reanudar la acción, en la que Button -quien había tenido sendos incidentes con su compañero Lewis Hamilton y con la Ferrari de Fernando Alonso- batió en el último giro al Red Bull de Sebastian Vettel, “clavando” los cronómetros en un tiempo final de 4h4m39s537/1000 y convirtiendo a esa exigencia canadiense en la más larga de la historia dejando atrás las “500 MIllas” de Indianápolis de 1951, con 3h57m38s050/1000. Vale recordar que, entre 1950 y 1960, la clásica prueba de Indiana formó parte del Mundial de Conductores.
¿Y la carrea más corta? Nadie pensó que alguna vez podría haber un GP más breve que el de Australia de 1991, del que, pactado a 81 rondas, apenas se lograron completar 14, sentenciando la victoria de Ayrton Senna y su McLaren-Honda bajo un auténtico diluvio que impedía continuar con el espectáculo. Pero como los récords están destinados a romperse y la Fórmula 1 no deja de ser una caja de sorpresas, el 29 de agosto de 2021, la categoría brindó probablemente el más pálido y vergonzoso show, al dar por terminada una carrera que ni siquiera llegó a tener un giro de velocidad plena. Efectivamente, nada menos que en Spa Francorchamps, la veintena de máquinas viajaba detrás del coche de seguridad a la espera de tener vía libre para acelerar cuando todos se vieron sorprendidos por la caída de la bandera a cuadros. El despropósito de aquel GP de Bélgica se dio por finalizado con el triunfo de Max Verstappen (Red Bull-Honda) en el ridículo tiempo de 3m27s071/1000. Fue también la única vez en la historia que no quedó registrado oficialmente un récord de vuelta, que -en otra muestra de desprolijidad- le había sido otorgado en un principio al Haas-Ferrari del ruso Nikita Mazepin, 17° en esa olvidable jornada…





