VERSTAPPEN, UN PAPÁ VELOZ

Max Verstappen será padre en los próximos días y muchos se preguntan si esto supondrá algún cambio en su forma de encarar las carreras.

Allá lejos y en sus años de Commendatore a pleno, Enzo Ferrari en una de sus tantas y polémicas frases sentenció que “por cada hijo que tiene, un piloto pierde tres décimas en su tiempo de vuelta…”. No hubo casos que lo confirmaran totalmente. Por el contrario, Alberto Ascari, el único campeón italiano sobre una Ferrari que se coronó dos veces siendo padre. Igual no era don Enzo alguien que veía con mucho agrado las relaciones familiares de sus pilotos. Quería absoluta dedicación a la tarea de hacer ganar a sus autos.

Los tiempos cambiaron y mucho. Ni de lejos existe un personaje con la dura y dominante personalidad de Enzo Ferrari, uno de los principales iconos de la historia del automovilismo mundial. Igual, sea por la sentencia de Ferrari o por otras causas, lo cierto es que la paternidad no es una moneda corriente en el plantel de la Fórmula 1 y menos en estos tiempos invadidos por jóvenes veinteañeros que ni piensan en formar una familia. Encima, los alejamientos de Sergio Pérez y Kevin Magnussen dejaron huérfanas las filas de los padres de F1. Igual es por poco tiempo, ya que para los próximos días, cercano al Gran Premio australiano (16 de marzo) está previsto el nacimiento del primer hijo de Max Verstappen, nada menos que el cuádruple campeón mundial y uno de los máximos referentes actuales de la categoría. Es una experiencia nueva para el neerlandés a los 27 años, pero no, para su pareja Kelly Piquet, de 36 e hija del brasileño Nelson, también múltiple campeón de la Formula 1 como su yerno, pero “sólo” tres veces. Kelly tiene una hija (Penélope) de seis años, producto de su relación con el ruso Daniil Kvyat, un piloto que fue compañero de Verstappen en la estructura Red Bull y que resultó el desplazado de su butaca en España 2016 para dar lugar a la proyección de Max. Para su completa tristeza, también lo desplazó Kelly de su corazón para ir en brazos de Verstappen. Si buscaba un exitoso, eligió bien porque Max empezó a ganar carreras y títulos mundiales mientras que tras su alejamiento de la Fórmula 1, Daniil deambula sin mayor suceso por varias categorías.

«Es posible, pero no lo haré», respondió el neerlandés ante la pregunta sobre la posibilidad de no correr en Australia para estar presente el nacimiento de su hijo. ”Esto es parte de lo que le puede pasar a un piloto de Fórmula 1 que viaja por todo el mundo. Si sucede, sucede. No puedo hacer nada al respecto. Por desgracia, los pilotos de Fórmula 1 no tienen tanto tiempo libre, pero al mismo tiempo, no soy yo quien tiene que dar a luz…”, agregó Max, ya con un tono más acorde a la imagen de frialdad y pragmatismo que muestra en las pistas que a la esperada de alguien que está por ser padre primerizo.

Verstappen nació (30/9/97), nueve años después de la muerte (14/8/88) de Enzo Ferrari. Sin embargo, no faltó la referencia a la frase del Commendatore sobre el cambio que puede experimentar un piloto a partir de convertirse en padre. ”Para ser honesto, espero que no me cambie mucho…”, fue la respuesta.

Veremos qué pasa, cómo le cae la paternidad a Max y si lo hace más humano sin perder la velocidad…