Carlos Sainz es un nombre que siempre ha dado vueltas en el mercado de pases de la Fórmula 1, más allá que es sabido que el contrato del español con Williams finaliza a fines de 2026. Claro que también es sabido que los contratos son papeles que se firman, pero que pueden romperse en medio de tanto dinero e intereses que se manejan en la Máxima.
Suele suceder que un buen o mal resultado cambie la perspectiva con que se lo mira a un piloto. El brillante tercer puesto de Sainz en el reciente Gran Premio de Azerbaiyán repotenció la imagen del español y lo devolvió al juego grande del mercado de pases. No es novedad que su nombre siempre fue mencionado para segundas butacas, que no están firmes como ocurre con las de Red Bull y Mercedes Benz.
Descartada la opción de Red Bull, lugar donde Sainz no quiere volver mientras siga Max Verstappen, la opción de Williams queda como la más firme y mencionada en los rumores que recobraron fuerza apenas se apagaron los motores en Bakú. Avala esas versiones el demorado anuncio de Mercedes Benz sobre sus pilotos para el año que viene.
«Son sólo rumores…» se limita a repetir Sainz como respuesta a las versiones que lo dan en el renovado interés de Mercedes Benz para la próxima temporada. Según se comenta, la idea de Toto Wolff, director deportivo de Mercedes, es ubicarlo en el lugar del joven Kimi Antonelli, quien, sin decepcionar, no ha mostrado la regularidad necesaria para conformar con George Russell un equipo con el poderío para pelear por el título. Paradójicamente, como ocurrió con el español, Kimi tuvo un muy buen resultado con su cuarto puesto en Bakú, y esto puede obrar en favor de su continuidad en Mercedes. De todas maneras, y aunque llegue Sainz, el italiano no se quedará de pie, ya que la operación comprende su cesión a Williams con el fin que sume experiencia para nuevos y mayores logros futuros.
«Nadie me ha llamado, y por ahora tengo contrato con Williams…» avisa Sainz, quien prefiere disfrutar los halagos del podio de Bakú (“el mejor de mi vida») y cobrar la apuesta que le ganó a un amigo ferrarista. ¿Qué apostó? Subir al podio con Williams antes que lo hiciera Lewis Hamilton, su reemplazante en Ferrari. Un triunfo con el dulce sabor de una particular revancha.
