Lewis Hamilton “reza” para que el próximo cambio reglamentario de la Fórmula 1 le permita reencontrarse con su mejor versión, después de atravesar años complejos desde la llegada de los monoplazas con efecto suelo en 2022. De las 105 victorias del heptacampeón mundial, solo dos llegaron en la actual era, marcada por un estilo de conducción que no premia el estilo de conducción del piloto británico.
A lo largo de su carrera, Hamilton construyó un palmarés inigualable. Comparte con Michael Schumacher el récord de siete títulos mundiales y se mantiene como una de las grandes leyendas del automovilismo. También es uno de los pilotos que más transformaciones técnicas atravesó en casi dos décadas en la categoría. En 2026 afrontará un nuevo punto de inflexión: una de las reformas reglamentarias más profundas en la historia del “Gran Circo”, que podría redefinir el presente y futuro del actual piloto de Ferrari en la “Máxima”.
La última revolución técnica, la de los monoplazas con efecto suelo, dividió al paddock y generó opiniones contrapuestas entre los pilotos. Aunque el próximo cambio reglamentario no despierta un entusiasmo generalizado, la despedida de la actual era fue recibida con cierto alivio. Para Hamilton, dicho ciclo significó un retroceso comparable al vivido en 2009, cuando una profunda simplificación aerodinámica alteró el orden competitivo. La detección de zonas grises dentro del reglamento volvió a marcar diferencias e incluso obligó a los equipos de punta a correr desde atrás.
«En 2009 dependía mucho de cómo interpretara tu equipo las normas. Recuerdo que en McLaren me dijeron que el reglamento exigía un 50% menos de carga aerodinámica. Así que construyeron el coche para tener un 50% de carga. Recuerdo que llegué en enero y me dijeron: ya hemos alcanzado nuestros objetivos. Pensé: vaya, ¿esto es normal?», relató el británico.

«Llegamos al primer test y no había carga aerodinámica, estábamos muy lejos. Aprendí mucho de esa experiencia. Luego, 2014 fue increíblemente emocionante, también porque estaba en un equipo nuevo y ya podía ver el increíble trabajo que se había hecho un par de años antes, especialmente en el motor. 2017 fue genial porque el coche era más grande, más ancho y tenía más carga. Era fantástico. Esta generación fue probablemente la peor, diría yo. Rezo para que la próxima no sea peor», continuó.
El piloto de 40 años fue tajante: «No hay una sola cosa que vaya a extrañar de estos monoplazas», en alusión al ciclo reglamentario que menos le favoreció desde su llegada a la Fórmula 1 en 2007. Sin embargo, el horizonte se muestra más alentador: en 2026 comenzará una nueva era técnica que podría darle la chance de dejar atrás una temporada debut deslucida en Ferrari. Por supuesto, ganar suele suavizar cualquier crítica. ¿Podrá Lewis reencontrarse con su mejor versión?






