Al cabo del reciente British Grand Prix, en Silverstone, Toto Wolff diagnosticó el carácter de la kryptonita de sus W16: “al coche lo perjudican el clima cálido, las pistas abrasivas y las curvas lentas”. Precisamente, en Spa-Francorchamps no se presentaron ninguno de esos tres elementos dañinos para la performance de los Mercedes y, sin embargo, George Russell calificó al fin de semana belga como “el peor” que afrontó en el año y se advirtieron lágrimas en los ojos de Andrea Kimi Antonelli.
¿Qué está ocurriendo en Mercedes? Hasta Spa, los diagnósticos funcionaban aunque el equipo técnico que conduce James Allison no lograba encontrar la cura. Ahora, ni siquiera el diagnóstico es correcto, con lo que que encontrar la solución puede resultar más trabajoso.
Por esa razón, Wolff convocó a un mitin urgente para este lunes en la sede de Brackley, con los pilotos, el departamento técnico y los ingenieros de desarrollo, un comité de crisis para entender por qué los Mercedes se hundieron tanto en esta etapa reciente del Mundial 2025. “Para repasar lo que hemos hecho durante el año y asegurarnos de que nuestros esfuerzos se centren en lo correcto, no en cambiar cosas por cambiarlas», tal la versión oficial.
Malas noticias: el equipo languidece en el tercer lugar de la tabla, que sería el cuarto si RedBull fuera realmente un equipo de dos autos, y no de uno solo como hasta ahora. Buenas noticias: presumen saber cuál es el problema. Malas noticias: el Hungaroring del domingo próximo es un Curvalentapaloozza, un festival de curvas lentas. Buenas noticias: Mercedes cree que puede aparecer una solución para entonces.
¿Qué ocurre con los W16? El problema hay que rastrearlo hasta España, cuando la Directiva Técnica 39 estableció nuevas cotas más restringidas de flexibilidad en los alerones delanteros. Todos los equipos tuvieron que calzar alas menos flexibles y, de paso, buscar la solución al desbalanceo de los coches que eso suponía. Ya que si el alerón delantero no era capaz de curar tanta ida de trompa, había que compensar esa nueva tendencia.
Todo indica que el camino que eligió Mercedes para lograrlo no fue exitoso. Los consecuentes desarrollos (¿las suspensiones traseras introducidas en Montreal?) generaron una inestabilidad trasera en el ingreso a las curvas que ha hecho perder confianza a sus pilotos.
Eso es especialmente evidente en los resultados del pobre Antonelli, que en general despliega un estilo mucho más agresivo que el de Russell, intentando llevar más velocidad al interior de las curvas. Esa inestabilidad trasera del W16 le hace perder con frecuencia el control del coche, como ocurrió por ejemplo en la clasificación del Sprint del sábado.
“Tomamos una dirección ligeramente diferente para abordar el problema del cambio del alerón delantero, y claramente, desde entonces, hemos dado un gran paso atrás», admitió Russell. “Habría que volver a algo que teníamos a principios de temporada. Por supuesto, no se puede hacer eso con el alerón delantero, pero en cuanto al resto de la configuración, no lo sé. Me parece bastante extraño cómo hemos retrocedido tanto».
El doble podio de Canadá (victoria de Russell, tercer puesto de Antonelli) parece haber enmascarado la situación. En Austria, Russell terminó quinto luego de que Antonelli sacara de carrera al campeón mundial Max Verstappen en la primera vuelta; en Inglaterra, lo mejor fue el décimo lugar final de Russell tras un GP muy deslucido.
En Spa, ambos coches fueron 12º y 17º en el Sprint tras una clasificación desastrosa; en carrera, Russell acabó quinto solo porque Alex Albon y su Williams descargado se defendió con éxito del enérgico asedio de Lewis Hamilton. Caso contrario, habría terminado detrás de la segunda Ferrari.
Antonelli fue 16º con una segunda (probablemente innecesaria) parada, aunque su record de vuelta (señalado en el giro 32) será material de análisis en esa reunión cumbre en Brackley.
«Siento que he dado un paso atrás. Necesito recuperar la confianza y ver por fin la luz al final del túnel, porque desde que la Fórmula 1 llegó a Europa, me ha costado tener confianza con el coche», admitió el joven italiano. No tan casualmente, su incomodidad coincide con los cambios técnicos. Antonelli concede que intenta cambiar su estilo para adaptarse al coche, pero eso no está dando frutos.
«Al principio del año teníamos un coche que funcionaba bien en prácticamente todos los circuitos», aceptó Andrew Shovlin, el número 2 de Wolff en Mercedes. «Generalmente luchábamos por la segunda fila de la parrilla, cuando no por la primera. Es muy probable que hayamos cambiado algo en el coche, y solo necesitamos recuperarnos un poco. Necesitamos volver a un punto de referencia donde funcione con más normalidad».

Según el directivo, “otros pueden equilibrar sus coches un poco mejor. Sin duda, tenemos una solución. Pero, como dije, solo estamos analizando todos los cambios que hemos dado en el diseño del coche en las últimas carreras. No solo ha cambiado el alerón delantero, y estoy seguro de que podemos aprender más”.
Shovlin asegura que hay solución. «Sin duda, podemos considerar cambiar aspectos del coche para Budapest. La profundidad con la que trabajemos dependerá de las piezas que tengamos a nuestro alcance”.
En una semana habrá respuestas.