Caro pero el mejor. Esta frase distinguió una publicidad en Argentina hace varios años. Justificaba el alto costo del producto en su calidad superior.
Seguramente Laurent Mekies, el director deportivo de Red Bull, nunca escuchó esa publicidad, pero sin embargo aplicó esa frase para definir acertadamente a Max Verstappen, el piloto estrella, no sólo del equipo sino de la actual Fórmula 1.
Mekies tiene distintas explicaciones para sostener esa opinión que alcanza a varios rubros. «Verstappen me ha impresionado mucho más de lo que esperaba antes de incorporarme a Red Bull. En esta etapa le vi conseguir cosas que me parecían increíbles. Lo único que puede decir es que cuanto tenes la oportunidad de trabajar con Max te quedas impresionado por todo lo que sabe y aporta», afirma Laurent quien revela la ayuda que tuvo de Max en la parte técnica, especialmente en los momentos más inciertos y complicados.
«Se escuchan muchas cosas de las que dice por radio sobre el comportamiento del auto, pero eso no es todo. Su ayuda se nota en la retroalimentación técnica y el excepcional nivel de sensibilidad con el coche que tiene y que además de mejor piloto, lo convierten en el mejor sensor…», cuenta.
Para justificar el «caro pero el mejor», Mekies hace foco en la gran dedicación de Verstappen al automovilismo. “Max vive el automovilismo día y noche, probablemente más que cualquiera de nosotros. No le escapa a ninguna reunión para dedicarse a otras cosas. Además, entre carrera y carrera, practica con el simulador con la mente puesta en lo que puede aprender y mejorar en su pilotaje para el próximo Gran Premios”, dice.
Mekies consolida esta opinión al recordar y señalar que «además de todo esto, si tiene un fin de semana libre se va a correr autos de GT3 y en Nurburgring, como hizo hace poco. En estos tiempos, esto parece absolutamente irreal y de hecho lo es…», agrega.
No hay dudas que Max Verstappen es un piloto caro, pero por lo señalado, también es el mejor.





