Cuando el simpático australiano Dave Walker firmó su contrato para correr en Lotus, en 1972, dibujó en su rostro una sonrisa de oreja a oreja. Si bien no llegaba a la escuadra inglesa para hacerle la vida imposible a su compañero Emerson Fittipaldi, quien ese año aspiraba a pelear el título mundial, sí llegaba con la intención de lograr buenos resultados y, porqué no, conseguir su primera victoria en la máxima categoría. Ya había sido campeón en la Fórmula Ford británica y, ahora, sabedor de que contaría con un arma de relieve como el flamante modelo 72D de la factoría de Colin Chapman, rebosaba optimismo.
Tyrrell, McLaren y Ferrari serían, a priori, los principales escollos para los sueños de Lotus. Y aunque el gran Emerson demostró que estaba a la altura de la circunstancia para batallar contra ellos y vencerlos, lo de Walker fue exactamente el polo opuesto. Así se concretó un récord que difícilmente alguna vez sea igualado: el bueno de Dave se convirtió, al final de la temporada, en el único piloto de Fórmula 1 que no consiguió ni un punto para el Mundial en el mismo año en el que su compañero de equipo se consagró campeón. Así como se lee. Como mejor resultado del ’72, cuando se premiaba con unidades sólo a los seis primeros, Walker mostró un 9° lugar en España que, además, lo obtuvo sin ver la bandera a cuadros, ya que abandonó en el giro final por una pérdida de aceite.
“Falta de sensibilidad mecánica, manejo inadecuado y poca contracción al trabajo”, fue la definición de Chapman sobre Walker al cabo de aquel desparejo ejercicio entre sus hombres. El damnificado, claro, acabó disparando contra la escuadra, alegando que hubo una “preferencia absoluta hacia las necesidades de Fittipaldi”. Es que mientras el brasileño sumaba y sumaba, Walker, entre otras peripecias, sufrió una desclasificación en Argentina, y roturas varias: la transmisión en Francia; la suspensión en Inglaterra; la bomba de aceite en Alemania; el motor en Austria… y hasta padeció una suspensión del equipo cuando se fue a correr una prueba de Fórmula 2 sin avisarle a su jefe. De más está decir que, a fin de año, mientras “Emmo” se convertía en el nuevo rey dos fechas antes del final, con cinco victorias y 61 puntos, el contrato con Walker terminó en el cesto de la basura para no dejar ni rastros de su paso por Lotus.
Intentó retomar su campaña en la F2, pero no logró hacer pie y, para colmo, un par de accidentes de tránsito forzaron su retiro en 1975, a los 34 años. Tras lo cual se dedicó a su negocio de alquiler de barcos en Queensland. Las malas lenguas dicen que, hasta su muerte, acaecida en 2024, cuando alguien se le acercaba para hablar de sus días de competidor activo, argumentaba no recordar nada de aquella época…