El dinero compra muchas cosas y por eso Arabia Saudita, con sus millones de dólares, ha comprado y seguramente seguirá comprando, muchas cosas en el automovilismo deportivo.
Sin embargo, hay algo imposible de comprar como materia prima, y no solo en las carreras: el talento humano. Una carencia que en el alto nivel del automovilismo mundial, leáse Fórmula 1, tienen en Arabia Saudita, lo mismo que sus vecinos (Bahrein, Abu Dhabi y Qatar) de Oriente Medio, y por eso nunca han tenido un representante en el Mundial, ni siquiera en su Gran Premio local.
Favorecidos por los extensos desiertos que los rodean, el foco del automovilismo deportivo para esta gente pasa por el Rally-Raid. Pruebas evidentes son el árabe Yazeed Al Rajhi y nuestro conocido qatari Nasser Al Attiyah, reiteradas figuras y ganadores del Dakar. Esto sin olvidar los tiempos de piloto de Mohammed Ben Sulayem, el emiratí que escaló tanto que llegó a la presidencia de la Federación Internacional del Automóvil.
La paulatina inserción árabe en el automovilismo movió la creación del Campeonato de Fórmula 4 del Medio Oriente. Abierto también a europeos, la última edición la ganó el italiano Emanuele Olivieri, la idea es promover la participación de pilotos de Medio Oriente y formarlos para su ascenso a categorías superiores de monoplazas. Los mayores logros fueron participaciones de las hermanas Hamda (5ta en el campeonato 2024) y Amna Al Qubaisi (15tma) en la Academia de Mujeres de Fórmula 1.
Como es de imaginar, la Fórmula 1 también espera la llegada de algún representante del mundo árabe a sus filas. “Mi sueño sería ver un piloto de esa región de Oriente Medio que pueda unirse a la Fórmula 1“, reconoce Stefano Domenicali, director de Liberty Media, quien sobre el tema destaca “el trabajo que están haciendo las federaciones regionales para asegurarse que haya un programa que comience desde el karting y los vaya proyectando a las categorías mayores.”
Por ahora ese piloto árabe con proyección de Fórmula 1 no está a la vista. En cambio, es más cercana la intención de Arabia Saudita de tener un equipo competitivo y para ello apuntan a Aston Martin. ¿Y el piloto? A falta de un talento propio piensan importarlo y contratarlo con su inacabable billetera. Por eso quieran a Max Verstappen, el más carito pero el mejor.