LO QUE PERJUDICA A SAINZ EN WILLIAMS ES LO QUE AYUDÓ A COLAPINTO

El concepto de auto que impulsa el equipo de Grove explica tanto el buen arranque del argentino hace casi un año como las desventuras del madrileño.

Los números de Carlos Sainz en Williams no son buenos. Batido por su compañero Alex Albon tanto en clasificación (8-6 y 2-1 en Sprints) como en las carreras (54 puntos a 16, uno octavo, el otro 16º), el español perdió la calma. Después de haberse cruzado con el Team Principal James Vowles en Silverstone, ahora se atrevió a mandarle un mensaje más serio: “Se necesita un enorme cambio en la filosofía de diseño para el futuro. Se trata de asegurarnos que el coche del año que viene nos dé una mejor plataforma para trabajar en todo tipo de pistas”.

Sainz había anticipado a principios de año que le tomaría seis meses adaptarse a un nuevo equipo. Pero la mitad de la temporada ya transcurrió y no hay, todavía, una reacción evidente. Williams sufrió una caída brusca de rendimiento del Grand Prix de España al de Austria, pero cuando retomó una senda regular –sin sufrir tanto ni con un spoiler delantero menos rígido ni con la refrigeración de la unidad de potencia Mercedes-, Albon se metió en la zona de puntos en Inglaterra y Bélgica, pero Sainz solo sumó en dos ocasiones (Canadá y el Sprint de Bélgica) en las últimas seis fechas.

Lo que ocurre con el madrileño es, probablemente, una falta de entendimiento con el estilo de coche que produce Williams, un auto sin mucha downforce pero con poco drag y buen balance, con la trompa muy firme y la cola más suelta. Exactamente el tipo de coche que le gusta conducir a Franco Colapinto. Es lo contrario de lo que prefiere Sainz, quién se siente cómodo en un auto con tendencia a la ida de trompa, con tren trasero fuerte.

Ese tipo de auto le permitió al argentino sumar puntos en sus dos primeras carreras con Williams, Monza y Baku, circuitos que no requieren altas dosis de downforce, por ejemplo. Pero a Sainz no le cae bien. Se evidencia en los resultados.

En Ferrari solo pudo vencer a Charles Leclerc en 2023, luego de que Mattia Binotto, que lo había llevado a Maranello, entendiera a lo largo de 2022 qué tipo de coche necesitaba.

No es casual que Albon haya sido uno de los compañeros que menos sufrió siendo ladero de Max Verstappen: sin la solvencia del neerlandés, su estilo de piloto sobrevirante es relativamente parecido. No sufre demasiado sin tanto apoyo sobre el tren trasero. A diferencia de Sainz.

En cualquier caso, el terreno en el que Sainz se desenvuelve en Williams es movedizo. Allí, Colapinto podía operar con confianza. Precisamente, eso es lo que le está faltando en el Alpine, porque este A525 parece ser un coche de tren trasero más traicionero, de súbitos snaps, al que Pierre Gasly se adapta mejor.

Ese cambio que demanda Sainz para 2026, en realidad lo reclama para él: “Williams tiene esta tendencia desde hace tiempo. Por esa razón, las rectas largas y las curvas cortas son buenas para el equipo”. Precisamente: rectas largas y curvas cortas definen tanto a Monza como a Baku, los circuitos en los que Colapinto sobresalió. “Pero cuando vamos a las curvas largas de Barcelona, Hungaroring o Qatar, el coche sufre”Y especialmente el madrileño, porque es en ese terreno dónde Albon le hace más diferencia. 

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