La Fórmula 1 intenta ordenar el sistema de protestas deportivas. La Comisión de la categoría, encabezada por Stefano Domenicali, presidente y director ejecutivo de la F1, y Nicolas Tombazis, responsable de monoplazas de la FIA, analizaron durante los últimos meses la manera de reducir los reclamos innecesarios o poco sólidos.
Esto ocurrió luego de que el equipo Red Bull cuestionó en dos ocasiones a George Russell. La primera fue en el Gran Premio de Miami, por una supuesta infracción bajo banderas amarillas, y la segunda en Canadá, donde se lo acusó de no respetar la distancia con el Safety Car. En ambos casos, la FIA desestimó las quejas.
El borrador del reglamento aprobado en diciembre contempla un aumento considerable en el costo de presentar una protesta oficial. La idea es hacer que recurrir a este mecanismo sea más caro para evitar su uso excesivo. El importe se deposita al momento de la queja y se devuelve sólo si la resolución es favorable. Además, ese gasto entra dentro del límite presupuestario de los equipos.
George Russell, luego de la segunda protesta en su contra comentó que una tasa baja no representa un verdadero freno para equipos que manejan presupuestos millonarios, y que solo montos más elevados pueden hacer que las escuderías lo piensen dos veces antes de protestar.
Esto no es únicamente para las protestas deportivas. También se incrementaron las tasas para solicitar investigaciones técnicas sobre monoplazas rivales y para pedir revisiones de decisiones, que ahora tendrán un costo de 20.000 euros por solicitud.





