En una entrevista exclusiva con Motorsport.com, Kimi Antonelli habló sobre su debut en Melbourne, reconoce que en ese momento era un piloto tenso, cargado de presión y que se enfrentaba por primera vez a lo que significaba la Fórmula 1. Ahora, después de completar la temporada, asegura ser muy diferente. “Crecí mucho a nivel mental. Recorrí un camino que me hizo más maduro en todos los sentidos”, comenta.
Su año debut puede dividirse en diferentes etapas. La primera, desde Australia hasta Canadá, fue positiva y de constante aprendizaje. Tuvo que adaptarse a un mundo nuevo, con exigencias mucho mayores. Ese proceso incluyó momentos muy importantes: su primera carrera, una pole position en la sprint de Miami y el primer podio en Canadá.
Sin embargo, luego del Gran Premio de Canadá llegó una fase complicada. El progreso no aparecía y eso afectó su estado anímico. “Fue duro mentalmente”, reconoce. Lo peor llegó en Spa, en medio de una racha negativa. A esto se sumaron rumores sobre su futuro y la presión externa, factores que, él admite, no ayudaron en absoluto.
Tras una reunión en Monza con Toto Wolff y su ingeniero Peter Bonnington, Antonelli decidió “reiniciarse”. Volvió a concentrarse en conducir bien sin obsesionarse con el resultado final. Ese cambio mental, sumado al regreso a una configuración técnica más adecuada, permitió que desde Bakú la temporada volviera a mejorar para el joven italiano.
Correr para Mercedes implica representar a miles de personas y asumir una responsabilidad constante. Antonelli admite que aún está aprendiendo a decir “no” y a proteger su energía física y mental, pero entiende que ese equilibrio es muy importante para rendir de una manera eficiente.
Se muestra entusiasmado con la nueva era de la Fórmula 1. Asegura que todos empiezan desde cero y esto es una oportunidad para marcar diferencias.
