Era esperado. La destacada actuación de Isack Hadjar sobre el Racing Bulls, que con su tercer lugar en Zandvoort derivó en el primer podio en su corta campaña de 15 Grandes Premios, renovó las versiones de su principal candidatura para sentarse en 2026 en el segundo Red Bull. Una de las butacas más calientes de la Fórmula 1 por tener como compañero a Max Verstappen, actualmente el mejor piloto de la categoría.
Como es habitual, fue el polémico asesor deportivo de Red Bull, Helmut Marko, quien empezó a calentar el tema. Su primer movimiento fue descartar la opción de Alex Palou, el español cuádruple campeón de IndyCar. “Tenemos nuestros propios pilotos y Alex no está en nuestro radar”, afirmó Marko, dando a entender que por ahora es imposible esa combinación de dos grandes campeones que muchos esperan ver.
En esa lista de “nuestros propios pilotos” que menciona Marko, el nombre de Hadjar está en la pole position para lanzarse al objetivo del segundo Red Bull. Detrás se ubica Arvid Lindblad, cuya chance parece muy lejana, ya que no se quiere exponerlo con 18 años a ser compañero de Verstappen en lo que sería su debut en la Fórmula 1. Otras opciones son continuar con Yuki Tsunoda o recuperar a Liam Lawson, desplazado a Racing Bulls tras las dos primeras carreras de esta temporada y que, en esta segunda vida deportiva, mostró una destacable recuperación.
Por encima de todo esto, la opción de Hadjar es la más consistente en función de los deseos de tener un piloto que no complique a Max, pero que tampoco quede tan lejos del neerlandés: que pueda ganar carreras y, básicamente, que sume puntos. Un Checo Pérez de los primeros tiempos.
¿Y qué dice Hadjar? Quien comenzó con el pie izquierdo el mundial, con su despiste en la vuelta previa del Gran Premio de Australia que lo hizo llorar, poco a poco se ha ido afirmando hasta sumar 37 puntos y escalar al décimo lugar en el campeonato. Por el momento está orgulloso de que Marko y Laurent Mekies, el sucesor de Christian Horner como director deportivo de Red Bull, lo hayan felicitado tras la carrera en Zandvoort, pero no opina. En cambio, habla Peter Bayer, director deportivo de Racing Bulls, que se alarma al pedir: “¡Por Dios, no nos arrebaten este talento tan pronto! ¡Isack tiene que seguir aprendiendo hasta finales de 2026! Así que, hasta entonces, ¡tendremos que esposarlo…!”.
Mientras tanto, Hadjar espera y busca alejarse de toda presión. Sabe lo importante que puede ser su ascenso a un equipo de primer nivel como Red Bull, pero también conoce los riesgos que conlleva compartirlo con una figura de la dimensión de Max Verstappen, en un ambiente donde todo parece estar condicionado a los deseos del piloto neerlandés y su grupo. No escapa a su evaluación lo sucedido con Kvyat, Albon, Gasly, Lawson y Tsunoda, jóvenes que vieron paralizadas sus ascendentes campañas tras su paso por esa “picadora” de talentos que es Red Bull. Algunos pudieron recuperarse.
Hadjar puede tener todas las condiciones e intenciones de cambiar todo esto, pero no es fácil, como tampoco lo es su elección. Además del atractivo deportivo, puede decidirse por dar el paso adelante especulando con el alejamiento de Verstappen, cuyo contrato vence a fines de 2027. O, por el contrario, querrá mantenerse en Racing Bulls, donde por ahora está exento de grandes presiones y tiene la atención que le permite llegar a resultados como el que obtuvo en Zandvoort, que lo hizo subir a su primer podio. Encima, ahí estaba Max Verstappen. Verlos juntos, ¿habrá sido una imagen anticipada de 2026?
“Max fue mi ídolo de juventud y por eso compartir el podio fue genial…”, declaró un entusiasmado Hadjar al bajar del estrado. ¿Habrá ensayado por si el año que viene lo tiene como compañero de equipo?