Cuenta la leyenda que, en 2022, cuando se vencía el contrato de Mattia Binotto, por entonces Team Principal y, a la vez, Director Técnico de la Scuderia Ferrari, el presidente de la casa de Maranello, John Elkann viajó de incógnito a Inglaterra y de esa manera llegó hasta la puerta de una de las dos mansiones que posee Christian Horner, cerca de Banbury, en Oxfordshire, a unos 50 kilómetros de Milton Keynes, la sede de RedBull.
La visita no fue protocolar pero duró menos de cinco minutos. Dietrich Mateschitz, el dueño de la compañía de bebidas energéticas, agonizaba y Horner no pensaba abandonar el barco para irse a Maranello. Elkann no alcanzó a pisar siquiera una hora el suelo inglés.
Tres años después, la situación acaso parezca distinta. Elkann coquetea desde hace meses con la idea de no renovarle el contrato a su actual Team Principal, Fred Vasseur –una idea peregrina a la que se oponen los pilotos, tanto Charles Leclerc como Lewis Hamilton– y la bomba que RedBull lanzó esta semana, licenciando al CEO de su rama deportiva abre, hipotéticamente, la posibilidad de un reemplazo.
Razones no le faltarían a Ferrari para intentar, una vez más, la contratación de Horner. En los 20 años en que el expiloto estuvo a cargo, la escudería ganó 14 títulos mundiales -8 de pilotos y 6 de constructores-, además de 124 Grands Prix, lo que lo transformó en el segundo director deportivo con más triunfos conseguidos, por delante de leyendas como Frank Williams o Colin Chapman; solo Ron Dennis en McLaren consiguió más éxitos.
En cambio, en ese mismo periodo, Ferrari solo obtuvo un título de pilotos –Kimi Raikkonen en 2007-, dos títulos de constructores y apenas 65 victorias, ocho de las cuales las logró Michael Schumacher entre 2005 y 2006 intentando derrotar, infructuosamente, a Fernando Alonso.
En todo ese periodo, fueron conductores del equipo personajes como Jean Todt, Stefano Domenicali, Marco Mattiacci, Maurizio Arrivabene, Binotto y Vasseur. Seis a uno.
Los números son muy elocuentes. Pero hay un detalle para nada menor que supone que el ingreso de Horner a Ferrari es, probablemente, una quimera.
Aunque RedBull no comunicó las razones por las cuales separó a su Team Principal, las principales especulaciones pasan por el decadente panorama general de la escuadra: autos que no rinde como antes, el irresuelto problema del piloto número 2, la incesante salida de renombrados técnicos rumbo a equipos rivales, una unidad de potencia propia para 2026 que parece que no es de punta y, ahora, además, la posibilidad de perder a su gema, el campeón mundial Max Verstappen.
La suma de todas estas adversidades habría sido suficiente causal de despido para la cúpula directiva de RedBull GmbH en Salzburgo. Eso, sin descuidar la grieta que Horner había creado en la cúpula, enfrentado al gerente Oliver Mintzlaff, al asesor Helmut Marko y al Team Verstappen (Max, su padre Jos y su manager Raymond Vermeulen) y solo respaldado por el ala tailandesa de la compañía, liderada por Chalerm Yoovidhya, el hijo del creador de la fórmula original de la bebida energética.
Pero eso no es todo: Horner se enfrentó con todos esos bandos porque su ilusión era ser como Toto Wolff en Mercedes. O sea, dueño, no empleado.
Pasarse a Ferrari no le asegura en absoluto a Horner alcanzar esa condición. No puede aspirar a poseer el 10 por ciento en poder de Piero Ferrari y, aunque podría comprar acciones de la compañía en la Bolsa de Nueva York –hoy valen 495 dólares cada una y están al alza-, eso no le aseguraría una posición dominante en la Scuderia. Quizás hasta tendría menos margen de maniobra que Zak Brown en McLaren.
¿Podría hacer bien su trabajo? Si le dieran tiempo, sin dudas. ¿Querrá hacerlo? Eso parece improbable. Dado su alto nivel de conexiones en la Fórmula 1, quizás esté pensando en reunir capitales de diversos orígenes y liderar un consorcio que le permita adquirir un equipo de los existentes y volverse, por fin, verdadero dueño, con poder de decisión y de veto.
Su entrañable amistad con Bernie Ecclestone –que fuera su padrino de casamiento- le habilita contactos y la chance de conseguir enormes recursos. Y, por lo tanto, pararse en una posición distinta a la que ocupó durante dos décadas, la que Ferrari querría ofrecerle.
Mientras tanto, un rumor que circula desde hoy temprano señala que Cadillac recibió cerca de 100 currículums provenientes de empleados de RedBull. Y como Sauber va a abrir en 2026 una base en Bicester, a 35 kilómetros de Milton Keynes, también le estarían lloviendo los ofrecimientos…