Christian Horner no lo tiene fácil para volver a ubicarse en un puesto acorde a sus diplomas y capacidades en la Fórmula 1. Por otra parte, a través de los años, por su fuerte personalidad, jefes o personas influyentes en otros equipos, no verían con buenos ojos una incorporación como la suya, que traería conflictos y un descalabro en los organigramas ya establecidos.
Exploró sus posibilidades con Aston Martin, que tiene su staff superior muy complejo y con funciones superpuestas además de haber estado haciendo numerosos cambios recientes, como hacer a un lado a su «team principal» Andy Cowell, para que su puesto lo tome, temporalmente por unos meses, el ya socio técnico, el genio de la aerodinámica, Adrian Newey.
Esa vía no está cerrada, pero en la semana que ha pasado se ha abierto una posibilidad en Alpine ya que los socios estadounidenses del equipo, Otro Capital, RedBird Capital Partners y Maximum Effort Investments, que en conjunto poseen el 24% de las acciones, parecen dispuestos a vender. Aunque Alpine acabó último el certamen de 2025 y su futuro es una incógnita desde el punto de vista de rendimiento, podría cotizarse al doble de la valoración que se estimó en 2023 en 900 millones de dólares cuando los socios estadounidenses adquirieron el 24% por 200 millones.
Horner, sin embargo, tiene detrás de sí a un grupo de su confianza que salvaría cualquier brecha hasta llegar al porcentaje en propiedad del grupo que reúne a personalidades del cine y los deportes, como el actor Ryan Reynolds y al boxeador estadounidense Anthony Joshua y al golfista Rory McIlroy.

Horner mantiene muy buena relación con el actual consultor ejecutivo del equipo, Flavio Briatore, quien puede vislumbrar su retiro en no más de tres a cinco años. Horner, apostando a medio-largo plazo, quedaría como el hombre de confianza de Renault, el socio mayoritario, para llevar la escuadra a la cima de la F1.
Si Christian Horner se interesa en una estructura en plena debacle, es porque ve en ella una oportunidad industrial lucrativa. Su período «gardening leave» finalizará en la primavera de 2026, pero nada le impide realizar una adquisición financiera. Su interés por Alpine reposa sobre un pilar central: el inminente paso de la escudería al motor Mercedes para 2026. Al abandonar su estatus de constructor de motores para convertirse en una escudería cliente, Alpine elimina su principal punto débil técnico mientras reduce sus costos de desarrollo.






