Por sus reiterados accidentes en las clasificaciones y en las carreras, alguna vez la prensa especializada, con un alto grado de malicia, lo bautizó “De Crasheris”. Pero a decir verdad, el italiano Andrea De Cesaris, a quien perdimos en 2014 en un accidente vial de moto con tan sólo 55 años, fue un animador conspicuo de la Fórmula 1 durante varias temporadas en las que -vale decirlo- luchó contra autos de bajo rendimiento y que lo pusieron en una poco envidiable posición. El piloto de semblante siempre radiante y que nunca renunciaba a una lucha franca en la pista es el competidor con más abandonos en Grandes Premios de la historia de la máxima categoría, con 147 deserciones sobre 208 carreras disputadas entre 1980 y 1994, que pasaron sin un solo triunfo y con apenas 5 podios. Tantas frustraciones también dejaron para la estadística un sinnúmero de motivos de los más diversos para cada decepción. A continuación, trataremos de desgranarlos de acuerdo a lo que en cada oportunidad se notificó como la causa del abandono en cuestión.
La rotura del motor, nada menos que en 24 oportunidades, fue la causa que más veces sacó de combate a De Cesaris, en parte “gracias” a lo endeble de muchos de los impulsores que le tocó en suerte utilizar. La caja de cambios lo dejó de a pie otras 17 veces y también hubo responsabilidad de distintas pérdidas de combustible o tanques averiados (11 veces) y de trompos de los que no pudo reponerse (otras 11 deserciones). La nómina se completa con enganches con otra u otras máquinas (10), accidentes y golpes varios (8), inconvenientes con el turbo (7), problemas de transmisión (5), de encendido (5), de embrague (4), suspensión rota o defectuosa (4), acelerador (4), choques en cadena (3), presión de aceite (3), despistes (3), diferencial (3), electricidad (2), principios de incendio (2), alimentación (2), bomba de nafta (2), recalentamiento (2) y rotura de cardan (2).
Finalmente sufrió sólo una vez con cada uno de los siguientes contratiempos: extractor de aire obstruido, semieje, presión de nafta, tuerca mal ajustada en una rueda, válvula defectuosa, batería agotada, pinchazo de un neumático, distribuidor, alternador, rotura del carenado, explosión del extintor, prematuro desgaste de frenos y hasta un abandono voluntario por problemas físicos, con lo que llegó a los 147 abandonos mencionados más arriba. La frutilla del postre es otro récord negativo y que también tiene que ver con estos desencantos: el bueno de Andrea no vio la bandera de cuadros en 22 Grandes Premios consecutivos, entre Australia ’86 y Canadá ’88. Toda una maestría involuntaria en abandonos muy difícil de repetir en los tiempos que corren.