EL CLICK QUE LE FALTA A KIMI ANTONELLI

Un arranque prometedor, un upgrade que no funcionó, muchas críticas y la necesidad de calibrar de manera más adecuada la velocidad que posee. Mercedes lo respalda cien por ciento.

Andrea Kimi Antonelli vuelve al lugar del crimen. Monza, escenario del GP de Italia, dónde el año pasado protagonizó su primera prueba libre de F-1 con apenas 17 años, en la que terminó enterrado en la cama de escape de la Parabólica Michele Alboreto, tras llegar pasado en 23 km/h.

Un año después, Antonelli no ha dado todo lo que se esperaba de él. Toto Wolff lo respalda cien por ciento y ya lo confirmó para una segunda temporada en Mercedes, con el convencimiento de que el joven italiano pronto hará un click y comenzará a entregar todas las bondades que se le advirtieron en su meteórico camino hacia la F-1.

Después de un comienzo relativamente prometedor, que incluyó una pole-position para el Sprint de Miami y el haber terminado entre los seis primeros en cuatro de los cinco Grands Prix de inicio, la campaña del joven de Bologna no ha sido del todo convincente. Todavía se recuerdan sus lágrimas en Spa-Francorchamps tras haber clasificado 18º.

En ello tuvo mucho que ver un upgrade erróneo en las suspensiones traseras del Mercedes W16, que obligó al italiano a cambiar el estilo conductivo para poder sacarle el máximo provecho al avance. Pero fracasó en ese intento y en la segunda parte de la campaña solo registró, como resultado atractivo, un tercer puesto en Montreal (Canadá), su primer podio en la F-1.

Descartado el upgrade, el italiano no ha recuperado del todo la confianza en su W16. En Zandvoort cometió el error más grosero del fin de semana cuando puso fuera de combate a la Ferrari de Charles Leclerc.

La consecuente penalización le impidió sumar puntos y el campeonato lo muestra séptimo, con 64 unidades, la misma cantidad que juntó Alex Albon con su WilliamsGeorge Russell, el compañero de equipo del italiano, ya reunió 184 puntos, casi el triple. No es un buen dato para la Scuderia Antonelli.

“Quizás la Fórmula 1 no es para él”, lo criticó ácidamente el excampeón mundial Jacques Villeneuve en la TV británica. “Si no hubiera sido por el incidente con Leclerc, Kimi habría desafiado a quienes iban delante suyo en las últimas vueltas”, lo defendió Wolff.

La sensación que deja verlo conducir a Antonelli es que todavía no puede calibrar con relativa aproximación la enorme velocidad innata que posee en su pie derecho. Fue muy evidente en aquella primera FP1 en Monza que debía adaptarse a estos coches muy pesados; y lo que parece advertirse ahora es que aún no encontró el punto justo para administrar ese torrente de velocidad que puede desplegar en el control de una máquina de competición. O es demasiada o es poca. O se va de pista o se queda afuera de la Q3, como en Zandvoort.

Si algo se requiere en la Fórmula 1 actual, en la que la grilla está comprendida en un 1,5% de rendimiento –algo más de 9 décimas de segundo en la Q1 de Zandvoort- es precisión. Dos décimas de más pueden hacer perder tres o cuatro puestos. Poder calibrar esa cualidad le permitirá a Antonelli asentarse, retornar a la Q3 normalmente y volver a sumar puntos con continuidad.

Ese es el click que espera Wolff. Pero querrá ver esos resultados para seguir respaldándolo más allá de 2026. Monza, una pista de 260 km/h de promedio en clasificación, será una buena medida de la eventual recuperación. “Esta pista es muy parecida a la de Montreal, dónde logré el podio. Espero volver a ese resultado, sobre todo porque con la suspensión antigua tengo más confianza”, señaló en la previa.

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