No es novedad alguna que la Fórmula 1 es la elite del automovilismo mundial, en la que la tecnología juega un papel determinante al punto de que hoy por hoy casi no se suceden dos Grandes Premios consecutivos en los que los equipos no ofrezcan alguna “novedad” técnica. No importa si se trata de ajustes en el impulsor, algún nuevo perfil aerodinámico o un mínimo detalle en las suspensiones. Pero en los albores de esta historia, no todo era tan exigente. No sólo se daba el caso de que el modelo de alguna máquina podía ser de utilidad durante varias temporadas sin mayores “retoques”, sino que la misma, bien podía haber sido concebida mucho tiempo atrás…
En el primigenio certamen de 1950 participó -sin demasiado suceso, vale aclararlo- la marca ERA (English Racing Automobile), creada a principios del Siglo XX con más entusiasmo que medios económicos por Humphrey Cook y Raymond Mays. Sus autos debutaron ya en el primer GP, el de Gran Bretaña, en el hoy célebre 13 de mayo, con cuatro unidades de tres modelos diferentes, el B, el B/C y el E. La experiencia no fue del todo mala. Las dos máquinas con nomenclatura E (una cedida a Leslie Johnson y la otra compartida por Tony Rolt y Peter Walker) desertaron, pero el modelo B/C conducido por Bob Gerard concluyó 6°, y el B, en manos de Cuth Harrison, lo hizo un puesto más atrás.
Obviamente, tras esa primera experiencia, todo se fue depurando y, para la segunda escala, Montecarlo, sólo hubo dos ERA en la línea de partida, justamente a los mandos de los dos hombres que habían logrado ver la bandera de cuadros en la prueba anterior. Harrison volvió a presentarse con el modelo B, pero grande fue la sorpresa al ver a Gerard salir a la pista con el ERA número 26 modelo A, es decir, el primero fabricado por la marca. Lo que hoy resulta insólito es que ese coche había sido elaborado en 1935, por lo que poseía tres lustros de antigüedad y era el mismo que en la época de la preguerra disputó varios duelos contra los Auto Union y los Mercedes Benz, en épocas en las que las automotrices alemanas tenían un dominio superlativo sobre el resto.
Ese automóvil, diseñado por Reid Railton, equipado con un motor ERA L6, con compresor y neumáticos Dunlop, fue el auto más “viejo” que alguna vez habitó una parrilla de salida de un GP. Y a decir verdad, el bólido montado en el chasis IV de la casa británica, no desentonó en absoluto, al terminar 6° después de sacar el lógico provecho de la “carambola” inicial que dejó a varias máquinas fuera de aquella competencia, ganada por Juan Manuel Fangio. Sin embargo, fue debut y despedida. ERA centró su evolución en los modelos B y G, el último de los cuales sería tripulado en 1952 por el gran Stirling Moss, quien para entonces daba sus primeros pasos en la F1.
En síntesis, mientras el ambiente general de la “máxima” celebra por estos días sus 75 años, el “abuelo” de todos sus coches, el ERA modelo A, ya está soplando las 90 velitas desde su construcción…