La evolución de la Fórmula 1, a lo largo de tres cuartos de siglo, ha convertido a máquinas que hoy nos parecen en exceso vetustas, en bólidos más emparentados a naves espaciales con ruedas en los que la aerodinámica y los neumáticos parecen cobrar un rol determinante. De todos modos, aquellas primeras máquinas, como las de hoy, siempre representaron lo más exquisito y excelso del diseño y de la tecnología de punta. Pero cuando los perfiles alares sólo habitaban la mente de algún delirante futurólogo y el caucho se elaboraba en serie sin pensar en determinada cantidad de giros, era el motor la pieza esencial de un buen o mal funcionamiento en cada coche.
Los primigenios autos, con motores delanteros en su totalidad, dominaron obviamente los campeonatos iniciales. Podía tratarse de un Alfa Romeo 158 ó 159 así como de una Ferrari 500, aquella que corría bajo un reglamento de Fórmula 2. Todo, tal como lo decía Don Enzo Ferrari, quien entendía que “los caballos deben marchar delante de la diligencia y no al revés”, desestimando así que alguna vez pudiera tener éxito un auto con el impulsor en popa. Sin embargo, la victoria de Stirling Moss en el GP de la Argentina de 1958, con aquel Cooper-Climax T43 de motor trasero, empezó a cambiar la tendencia, a tal punto que apenas dos temporadas después, en Monza ‘60, Phil Hill llevó a la victoria a su Ferrari D246 sin imaginar que sería ese el último triunfo de una unidad de potencia situada en la parte delantera. La lógica del Commendatore empezaba a derrumbarse.
Tanto mutó todo, que en la grilla de Gran Bretaña ’61, el 15 de julio, apareció por última vez una máquina con el impulsor al frente: se trató del Ferguson P99 N° 26 de Jack Firman, quien en el giro 46 de esa carrera le cedió el mando al inglés Moss sin poder redondear una jornada positiva, ya que el coche del Walker Racing terminó siendo desclasificado por recibir ayuda externa. Acabó así la historia de los motores delanteros, los que si bien marcaron una época clave, tuvieron una duración relativamente breve: apenas los primeros 11 años de la rica historia de la categoría.