La de Las Vegas era una pista desconocida para todos, pilotos y equipos. Había sido trazada para aprovechar al máximo el parking del famoso hotel Caesar’s Palace, con una longitud de sólo 3.650 metros. Era la última carrera del campeonato de 1981. El Lole (Williams) llegaba líder del campeonato con 49 puntos seguido por el brasileño Nelson Piquet (Brakham) con 48. Jaques Laffite pilotando un Ligier-Matra con 43 puntos, era todavía, matemáticamente candidato al título.
El jueves, cuando faltaban 10 minutos para el término de los ensayos, usando el chasis n°12 de su Williams FW07, Reutemann era el más rápido, aventajando a su compañero de equipo, Alan Jones, por 41 centésimas.
En la mañana del viernes, se golpeaban accidentalmente Reutemann y Piquet. El argentino se quedaba sin el auto con el que tenía que correr la carrera. «Mi auto tenía una leva diferente y una aceleración notable, llegaba fácilmente a 10.600 rpm. Tenía todo controlado porque el auto me daba confianza. Lo prefería al chasis N°17, un chasis que había estrenado en Zalder (Bélgica) y que era más rígido. No me gustaba», manifestaba el Lole años después.
«El viernes por la mañana, antes del ensayo, le comentaba a Patrick Head que quería correr con el chasis N°12. Me contestó que correr con este chasis era peligroso, ya que los porta masas tenían muchos kilómetros y que también tenía dudas sobre las rótulas».

Sin embargo, en los ensayos del viernes vino el toque con Piquet. Todo el eje delantero del FW07 se dobló. El auto fue reparado inmediatamente, pero Carlos ya pudo apreciar que el auto no era el mismo. Era un auto muy difícil de pilotar. Contra la voluntad del piloto argentino, tendría que ponerse al volante del chasis nº 27. Nadie mejoró su tiempo; Jones se colocaba a 17 centésimas, Villeneuve con su Ferrari quedaba a 24 y Riquet a 34, en cuarta posición.
A partir de aquí empiezan a producirse hechos difíciles de entender. Primero se descubre que los discos de freno están fisurados, sin embargo el asentamiento de los nuevos discos hay que hacerlos solamente unas horas antes de la carrera.
Hay una nueva preocupación, las gomas. El sábado, en el ensayo de calentamiento tiene que asentar los frenos y además templar las gomas que eran nuevas, cosa que nunca había hecho, pues le gustaba asentar los neumáticos el día anterior de la carrera. Con sólo media hora de ensayo y con muchísimo tráfico en una pista tan corta, Reutemann llegaba a la largada sin la confianza suficiente en su monoplaza.
No acababan aquí los problemas, la caja no andaba como el Lote quería. Al llegar a boxes les relataba a Frank y Patrick los problemas con el cambio. Al cabo de un rato, Head se acercó al argentino para comunicarle que la caja estaba bien. Reutemann desconfía, nunca sabrá si la caja se revisó y reparó.
En la vuelta de reconocimiento para situarse en su lugar de salida, aprecia que el auto sobrevira en las curvas a izquierda y subvira en las de derecha. El piloto ignora si sus mecánicos han comprobado la longitud del diámetro de sus neumáticos, pero ahora toda especulación no tiene importancia. Ya es tarde.
Reutemann inicia el GP de Las Vegas en la pole position, pero con un auto incomprensible. Técnicamente extraviado. El resto es historia, con un auto imposible de conducir, con las manos llagadas por las vibraciones del auto, a saber, si por causa de los neumáticos o de la caja de cambios, Carlos finaliza en octava posición. Piquet es el nuevo campeón.
Reutemann declararía al bajarse del auto: «El endurecimiento de la caja de cambios fue espantoso; ni segunda ni tercera ni cuarta. En cada vuelta erraba de tres a cuatro cambios. Fue un martirio total. Manejaba con una mano y con la otra tenía que sostener la palanca. Una sensación a 200km/h, acelerando y frenando. No fue nada agradable».
Un prestigioso periodista británico, estuvo presente en Ridcot cuando desarmaron la caja. La horquilla de la tercera estaba destruida y bastante arruinada la de la cuarta. Esto explica que saltaran los cambios. ¿Importaba con el Mundial perdido?
La sombra del boicot de Williams a Reutemann, por los hechos del GP de Brasil del mismo año, en donde Reutemann desobedeció las órdenes de equipo de dejarse adelantar por Jones, el piloto preferido por Head y Williams, sobrevuelan todavía en el recuerdo de aquel maldito 17 de octubre de 1981.






