Cada vez más, las reuniones protocolares con la prensa forman parte de las agendas de los pilotos de la Fórmula 1. Especialmente los encuentros que están enmarcados en el fin de semana de carreras no son bien mirados por la mayoría de los pilotos, de modo particular, de aquellos que ya no necesitan tanto hacerse conocidos o agradar sobradamente a los patrocinantes. Igual cumplen y punto, pero sin ocultar en muchos casos que es más por obligación que por un sincero deseo.
Con la ancha “espalda” que le da su exitosa y dilatada trayectoria, y ser a los 43 años y con 402 Grandes Premios, el piloto de más dilatada campaña en la historia de la Fórmula 1, Fernando Alonso sinceró en Melbourne lo que muchas veces ha ocultado con un gesto adusto en las obligatorias entrevistas televisivas.
“Venimos porque es obligatorio y como siempre nos agarran cuando acabamos de salir del coche. Serán 24 viernes como este de Australia en los que pueden preguntar lo que quieran, pero no responderé en absoluto», comentó el bicampeón del mundo y piloto de Aston Martin, antes de agregar ya sobre lo sucedido en las tandas iniciales de entrenamientos en el Albert Park que “no he descubierto cosas nuevas en el funcionamiento del auto, pero si lo hubiera hecho, no lo hubiese dicho…”
Sorprende la revelación en alguien al que no le falta conocimientos y experiencia de cómo se manejan las cosas en la Fórmula 1 y bien pudiese aplicar ese deseado y entendible mutismo sobre cómo va en auto, con frases cortas, poco profundas o distintas a la realidad. Seguramente lo habrá hecho más de una vez como la mayoría de sus colegas. ¿Por qué el cambio? Tal vez porque empieza a cansarse de la Fórmula 1 intuyendo que el tercer título y basícamente el famoso “triunfo 33” palpitado desde hace años parecen inaccesibles.