El destino le señaló el camino. Eddie trabajaba en el sector bancario en Dublin a inicios de los 70. Como consecuencia de una huelga, acabó pasando aquel verano en la isla de Jersey trabajando de contable para una compañía eléctrica y, por la noche, completaba su nómina como camarero.
Fue aquí, en Jersey, donde Eddie descubrió la afición por el karting. Esta pasión le cambió la vida totalmente.
Sin embargo, la pasión le llega con 23 años, sin ninguna experiencia anterior y además no goza de apoyos económicos. Aún así, después del karting, corre la F. Ford en 1974, pasando seguidamente a la F3 británica, campeonato de mucho prestigio en aquella época y en el que participaban pilotos con una gran proyección, llegando a disputar también, una carrera en la F2.
En 1980 probó un viejo McLaren de F1 e incluso participó en unas 24 Horas de Le Mans con un BMW M1, compartiendo pilotaje con, nada más y nada menos, que el manager de Pink Floyd Steve O’Rourke.

Convencido que sus cualidades como piloto no le permitirán llegar más lejos, tomó la decisión por la que se haría un hueco importante, más tarde, en la F1. Fundó, en 1979, la escudería Eddie Jordan Racing y se convirtió en manager, iniciando su actividad en la F3 con muy buenos resultados.
En el Campeonato británico de F3 de 1983, con Martin Brundle al volante de uno de sus monoplazas, acabó segundo sólo por detrás de un tal Ayrton Senna. En 1987, y con Johnny Herbert, gana el Campeonato. Es el momento de mirar más arriba.
Eddie entra en la F3000, el equivalente a la actual F2. Con sponsors importantes como Camel y Q8 y con la dirección técnica de un ingeniero de gran nivel, Gary Anderson, y con uno de sus primeros descubrimientos, Jean Alesi, el equipo es uno de los más fuertes de la categoría, ganando con el piloto francés el Campeonato de 1989. Y ahora sí, el sueño de la F1 está a la vuelta de la esquina. Pero el estrés es enorme y después de una importante crisis nerviosa Eddie pierde todo su pelo. A partir de aquí su peluca se hará famosa.
El debut en la categoría reina se produce en 1991 con su primer F1 el Jordan 191, uno de los monoplazas más icónicos de la historia de la F1. Un coche muy competitivo en las manos de Andrea de Cesaris y Bertrand Gachot y posteriormente de un debutante Michael Schumacher, pero esto ya es otra historia.