Nacido en Dublín en 1948, Jordan comenzó su carrera en el mundo del motor como piloto de karts, ganando el Campeonato Irlandés de Karting en 1971. Posteriormente, compitió en Fórmula Ford y Fórmula 3, antes de fundar su propio equipo, Eddie Jordan Racing, en 1979. Su visión y pasión lo llevaron a establecer Jordan Grand Prix en 1991, equipo que compitió en la Fórmula 1 hasta 2005.
Bajo su liderazgo, Jordan Grand Prix se destacó por su espíritu independiente y competitivo. El equipo fue fundamental en el debut de pilotos que luego serían campeones mundiales, como Michael Schumacher en 1991. Entre sus logros más notables se encuentra la victoria en el Gran Premio de Bélgica de 1998, donde sus pilotos Damon Hill y Ralf Schumacher lograron un histórico primero y segundo lugar.
Después de vender su equipo en 2005, Jordan continuó influyendo en el mundo del automovilismo como comentarista y analista en medios de comunicación, aportando su experiencia y carisma a una audiencia más amplia. Su personalidad vibrante y su enfoque audaz lo convirtieron en una figura querida y respetada tanto dentro como fuera de las pistas.
La comunidad de la Fórmula 1 lamenta profundamente su pérdida. Stefano Domenicali, presidente y CEO de la Fórmula 1, expresó: “Con su inagotable energía siempre sabía cómo hacer sonreír a la gente, siendo genuino y brillante en todo momento. Eddie ha sido protagonista de una era de la Fórmula 1 y se le echará mucho de menos”.
El legado de Eddie Jordan perdurará en la historia del automovilismo como un ejemplo de pasión, innovación y espíritu independiente. Su contribución al deporte y su influencia en las carreras modernas serán recordadas y celebradas por generaciones futuras.
