La revolución del reglamento 2026 se acerca. Aerodinámicamente el panorama está evolucionando. El Mode-X (modo de línea recta) será automático en algunos casos, aunque el objetivo de la FIA es que los pilotos sigan siendo dueños de la situación. La gestión en caso de lluvia y en determinados trazados es un tema que despierta un gran interés. ¿Qué se sabe hasta el momento?
La duda se ha instalado en la mente de equipos, pilotos y aficionados desde que se empezó a conocer las claves del nuevo reglamento. Se ha debatido mucho sobre las unidades híbridas y la posible falta de potencia en las rectas. La FIA, en colaboración con los equipos, ha desarrollado el sistema de “rampa de reducción”, una estrategia que intenta evitar que la energía producida por la MGU-K pierda carga repentinamente, causando un desequilibrio energético.
Otra gran novedad que preocupa es la aerodinámica activa y su utilización. Durante una vuelta, el auto cambiará significativamente su configuración. Pasará de baja carga a alta carga aerodinámica y esto en la misma vuelta. Un factor, que, obviamente, cambiará los aspectos relacionados con el pilotaje: consumo de energía, gestión de los neumáticos y reglajes.
Con un impacto tan radical, es necesario, por parte del órgano regulador y los equipos, analizar todos los escenarios posibles. ¿Qué puede ocurrir cuando llueva? Ahora, cuando hay lluvia y la pista está mojada, la dirección de carrera prohíbe el uso del DRS.
El problema de la lluvia se vuelve a presentar en esta situación. El próximo año, la aerodinámica se comportará como un gran DRS: en el eje trasero, pero también en el delantero. Parece evidente que, en caso de lluvia, se prohibirá el uso del Mode-X (baja carga), pero con una aerodinámica de alta carga durante gran parte de la carrera, ¿llegará el consumo de gasolina a ser un problema? ¿Y el de la batería? No hay que olvidar que la aerodinámica activa tiene como objetivo reducir el consumo energético.

En unas declaraciones recientes, Nikolas Tombazis, responsable del reglamento de monoplazas dentro del departamento técnico de la FIA, ha manifestado que algunas activaciones no se confiarán al piloto. Serán automáticas, aunque el objetivo será siempre que el piloto sea protagonista con la menor complejidad posible. Este es un escenario en constante evolución, para perfeccionar al máximo un proceso ya de por sí complicado.
El problema de la lluvia entraría, pues, dentro de las operaciones automatizadas. La estrategia de la aerodinámica activa sigue siendo un tema de análisis. La FIA y los equipos esperan los primeros tests de finales de enero, a puerta cerrada, en el circuito de Montmeló, en Barcelona, para seguir con las pruebas de la activación para cumplir los objetivos básicos: no coartar la capacidad de pilotaje y siempre dentro de los máximos cánones de seguridad posibles. ¿Se lograrán estos objetivos? Ya quedan menos semanas para empezar a conocer los primeros datos.