Apenas dos Grandes Premios disputados no son suficientes para sentenciar de frustración algo que pintaba para entregar mejores resultados que los que está ofreciendo en este incipiente tramo de Campeonato Mundial de Fórmula 1. Es el caso de las primeras actuaciones de Carlos Sainz sobre el Williams.
“Por alguna razón. todo lo bien que anduvimos en las pruebas de pretemporada se esfumó de un plumazo”, se quejó el español en la comparación del mejor registro establecido en los ensayos de Bahrein y las pobres performances cumplidas en Australia (despiste en la vuelta inicial) y China, sellada con un opaco 10° puesto, obtenido en Shanghai gracias a las desclasificaciones de Charles Leclerc, Lewis Hamilton y Pierre Gasly.
Es poco, muy poco, para las expectativas alimentadas en la pretemporada con sus buenas actuaciones, aunque sin desconocer que una cosa son las pruebas y otra, los Grandes Premios. A la hora de las primeras conclusiones técnicas sobre el flojo rendimiento de Sainz, se menciona el excesivo desgaste de las cubiertas delanteras en el modelo FW47, que finalmente, y según se conoció, no era uno totalmente nuevo, sino una pasada en limpio del FW46. ¿Sainz estaba al tanto?
Desde otros lugares hubo opiniones que apuntaron más al piloto español que al auto. Como argumento, compararon el solitario punto logrado por Sainz en China, contras los 16 que, con sus 5° y 7° lugares, sumó en esas mismas carreras su compañero Alexander Albon. Teóricamente, este hijo de madre tailandesa, nacido en Gran Bretaña hace 29 años, está en un nivel conductivo menor que Sainz, quien casi lo duplica en experiencia con 208 Grandes Premios largados con 106 de Albon.
“Algo anda mal con Sainz en Williams…”, conjeturan algunos medios ingleses, poniendo el foco en el impacto anímico negativo que habría sufrido Sainz al pasar de un equipo con pretensiones al título, como Ferrari, a otro en proceso de recuperación, como actualmente está Williams. Agregan que Albon sufrió ese proceso de adaptación en 2022 al retornar a la Fórmula 1, tras su breve paso en 2020 por Red Bull, que terminó con su despido por no poder acercarse al nivel de Max Verstappen.
Impulsado por su maduración y favorecido por tener compañeros no tan competitivos, como lo fueron el canadiense Nicholas Latifi y el estadounidense Logan Sargeant, Alex fue consolidándose en Williams hasta llegar al buen nivel actual.
Sainz descarta la teoría de su desmotivación personal y confía en que, con los trabajos previstos, se encuentre el punto flojo de su Williams y mejora su rendimiento. «Algo encontrarán y volveremos más fuertes”, avisa.