Nadie le va a ganar el campeonato de Fórmula 1 a Lando Norris. Lo que va a suceder es que él lo va a perder debido a sus ya conocidas y no solucionadas limitaciones mentales. Esto se ha visto claramente tras sus declaraciones autodespreciativas al acabar las pruebas de clasificación para el reciente Gran Premio de Bahrein.
Dichos pensamientos de autocrítica innecesarios en público y que revelan una notable falta de autoestima, podrían inducir a que el equipo McLaren, se decante muy posiblemente por su compañero Oscar Piastri para apuntar al título de conductores.
Las condiciones aeromecánicas del MCL39, lo sitúan indiscutiblemente como el coche a batir, pero son los pensamientos de Lando, originados a partir de creencias limitantes los que le privan de su condición de favorito. Está primero en el campeonato con 3 puntos de ventaja sobre Piastri, ha ganado la primera de las cuatro carreras hasta el momento y logrado dos segundos puestos y un tercero. Aún así, se centra en lo negativo e ignora lo positivo.
Lo hace casi siempre, el año pasado en Interlagos, bajo la lluvia, después que lo pasó Max Verstappen para ganar esa carrera, dijo: «Maldita sea, ya sabía que iba a pasar». ¿Cuánto tiempo perdió, cuánto bajó la guardia pensando así?
Norris ya había dado en temporadas anteriores, en 2023 y 2024, claros indicios de dudas sobre sí mismo y de sobre analizar, con patrones erróneos, los escenarios a los que debe enfrentarse.
Apenas terminado el Gran Premio de Bahrein, en el que acabó tercero por detrás del Mercedes de George Russell, hacía un balance negativo de su fin de semana poniendo el acento en su propio manejo del sábado e, inclusive en sus errores del domingo.
«Clasifiqué sexto, lo cual es bastante terrible. Entonces, ¿cómo puedo estar feliz? Simplemente no tiene sentido», dijo Norris después de la carrera. «Creo que P2 (ser segundo) es lo mejor que deberíamos haber conseguido.”
«Pero no lo logramos y yo no lo logré debido a algunos errores. (Tengo los) sentimientos encontrados; el coche obviamente es increíble como Oscar lo ha demostrado. Demasiados errores. Me sentía como si jamás hubiese conducido antes un Fórmula 1 y no sé por qué.»
«Es la primera vez que me pasa esto en mi vida, no debería suceder pero sucedió y pagué el precio por ello.»
El error de su vuelta rápida del sábado inició una cascada de problemas que comprometieron su carrera. Por situarse más delante de su cajón en la parrilla de salida, lo sancionaron con cinco segundos que cumplió en su primer cambio de neumáticos. Le llamaron temprano para renovarle el caucho por primera vez para darle más tiempo para recuperarse.
Lo hizo parcialmente pero después del safety car propiciado por partes de carbono en la pista y, ya con gomas lejos de su mejor rendimiento, atacó con cierta torpeza durante varias vueltas al Ferrari de Charles Leclerc. Pudo pasarlo pero, cuando intentó lo mismo con Russell, no lo logró. Recordando esto decía Norris: «Cada vez que hago algo bueno, hago dos (maniobras) mal».
Parece un niño que corre todavía en karting y está desilusionado consigo mismo ante un resultado desfavorable. Busca consuelo o que le tengan lástima los que con él comparten pista. Y sus colegas van a hacer todo lo contrario cuando se les aproxime.
El éxito al más alto nivel en los deportes no depende sólo del «talento», sino, también, de la armazón mental.
Si Lando no corrige aceleradamente sus debilidades en este aspecto, este campeonato que, por el rendimiento del McLaren, debería ser el suyo, terminará perdiéndolo. La autopercepción que Norris tiene de sí mismo como el eterno perdedor le impedirá evolucionar para adquirir la mentalidad de un campeón.
Cambiar aceleradamente es lo que necesita. ¿Qué y cómo puede hacerlo?
- Enfocarse en el proceso de su conducción y la consciencia de todos los elementos externos y no en el resultado para valorar su confianza. Esto mejora su funcionamiento mental y reduce la presión, porque la presión siempre viene de la búsqueda de un resultado.
- Visualización y anclaje o disparadores. Se entiende por visualización realizar primero una relajación profunda, más profunda incluso que la del mindfulness y ponerse como protagonista de las imágenes, darles intensidad, color, movimiento y escuchar los sonidos y sentir las vibraciones, el volante, la tensión de los músculos al conducir, etc. La visualización debe ser de aquellos momentos de muy buen rendimiento y en los que se haya sentido con calma, como «fluyendo». Una vez que toma conciencia de la emoción positiva de esos momentos de éxito, relacionarlos con un gesto de anclaje que puede ser tocarse un hombro, darse un golpecito en el pecho. Y utilizar ese disparador justo antes de subirse al auto. Usar esa emoción, esa sensación de fluir para trasladarse mentalmente a la próxima salida de pista y recrearla en un viaje al futuro.
Todo esto empuja a la acción positiva y aleja pensamientos negativos.
¿Y si hay presión? Aceptarla, pero tomándola como una constatación de que pertenece a la élite de los mejores y los mejores se realizan combatiendo lo mejor que pueden, más allá del resultado. Porque el resultado es la consecuencia del proceso y punto.
Hay muchos otros recursos psicológicos a los que puede recurrir y la velocidad con que los incorpore a su subconsciente que poco se estima para cambiar debe incrementarse exponencialmente con el método apropiado.
Si sigue haciendo lo que ha hecho hasta ahora, el resultado será el mismo: fallar bajo presión.