La F1 protagoniza 3 carreras en Estados Unidos, y verá afectada su cadena de suministro y queda expuesta con incertidumbres a la creciente influencia de los patrocinadores norteamericanos en los equipos y pilotos.
Los equipos con operaciones en Estados Unidos, como Haas F1 y el entrante Cadillac, se enfrentan a desafíos particulares. La sede de Haas en Kannapolis, Carolina del Norte, realiza mecanizado CNC de muchos componentes antes de enviar las piezas para su ensamblaje final en el Reino Unido, junto con una serie de partes italianas. Muchos de estos recursos probablemente provienen de Canadá o México, países directamente afectados por los nuevos aranceles.
En el caso de Haas la situación es aún peor porque miles de máquinas herramientas de su fabricación están en factorías europeas, donde tiene numerosos clientes que ahora verán aumentados sus costes cuando la Unión Europea, como se piensa que ocurrirá, responda con sus propios aranceles a las medidas de Trump. Si Haas pierde tantos clientes en Europa y Asia, a donde también exporta maquinaria, ¿le será beneficioso seguir teniendo su equipo de Fórmula 1?
El entrante (en 2026) equipo Cadillac, con bases en Indiana, Carolina del Norte y Michigan, planea aprovechar su red automotriz existente para obtener y fabricar componentes. Sin embargo, estas piezas suelen cruzar fronteras múltiples veces antes de llegar al coche final o la unidad de potencia. Y de allí, viajar a Inglaterra, donde seguramente serán gravadas antes de entrar a ese país.
¿Qué harán los “sponsors”?
Aunque la F1 es un deporte de alto presupuesto, ante la aplicación de los aranceles ¿cómo podrían absorber los equipos costos inflados y mantenerse dentro del límite de explotación anual actualmente reglamentado en 138,5 millones de dólares?
La creciente influencia estadounidense en la F1. El impacto económico podría ser significativo dependiendo de la actitud y circunstancias por las que atravesarán los sponsors estadounidenses de la F1. Una breve lista parcial de los «clientes» americanos es esta:
- Amazon Web Services (AWS) – Patrocinador de Scuderia Ferrari.
- CrowdStrike – Asociado con el equipo Mercedes-AMG Petronas.
- Hewlett Packard Enterprise (HPE) – También vinculado a Mercedes-AMG Petronas.
- Qualcomm (Snapdragon) – Patrocinador de Mercedes-AMG Petronas.
- Sherwin-Williams – Relacionado con el equipo Mercedes-AMG Petronas.
- Oracle – Principal patrocinador de Red Bull Racing.
- Dell Technologies – Asociado con McLaren Racing.
- Citi – Patrocinador de McLaren Racing.
- Google – Vinculado a McLaren Racing.
- Genesys – Patrocinador de Scuderia Ferrari.
McLaren lidera entre los equipos con 25 patrocinadores estadounidenses, mientras Red Bull ha duplicado recientemente su número hasta 18 en solo dos años. Grandes empresas tecnológicas como AWS (Ferrari), Oracle (Red Bull), y Google (McLaren) están profundamente involucradas en el deporte.
Las disposiciones de Trump no gravan a los servicios, solo a los productos físicos. Por ello, las ventas de estas tecnológicas mencionadas no deberían serlo, aunque ya expresó la Unión Europea que igualmente podría imponer gravámenes y, por ello, las ventas se reducirían.
La indumentaria casi se salva
Los equipos tienen una actividad de venta de «merchandising» muy dinámica y gran parte de las ventas, desde hace unos 4 años, van a Estados Unidos. Sin embargo, como el coste de una prenda textil fabricada en Asia es muy bajo en relación a su precio final al aficionado, el impuesto aduanero no sería significativo. Una camiseta de Adidas o Nike para un equipo de F1 puede ingresar con un precio de 10-12 dólares a USA y venderse a 80 dólares. El impuesto, por ejemplo 40% sobre 10 dólares, serían 4 dólares y entonces el precio al consumidor quedaría en 84 dólares, poco significativo para el tipo de producto del que se trata.
Liberty no se salva
La animosidad, que se desea que quede solo en eso o desaparezca, entre los vecinos del norte USA (la de Trump), México y Canadá ya está afectando a los Grandes Premios estadounidenses (Miami, Austin, Las Vegas), y a los de México y Canadá en Montreal. De momento, los canadienses han cortado abruptamente cualquier viaje o asistencia a eventos en Estados Unidos. El GP de Miami será el primero en sufrir las consecuencias de las presiones de Trump sobre México. Los mexicanos aportan una parte muy significativa de la venta de entradas y de los servicios especiales como el Paddock Club y la F1 Experiences. Tampoco muchos estadounidenses irían este año a Montreal o al autódromo Hermanos Rodríguez.
Los gastos derivados de la gestión de exportar los componentes de boxes, catering, carteles etc. de Liberty a Canadá, aunque sea de manera temporal, también se multiplicarán y se sumarán a la disminución de la venta de merchandising y servicios en los GP americanos. La Fórmula 1 está en condiciones de evitar una catástrofe, pero el crecimiento planificado para este deporte de entretenimiento no se producirá o se ralentizará.
El Grupo Fórmula 1 reportó ingresos récord de $3.65 mil millones en 2024, un aumento del 13.4% respecto a 2023, aunque las ganancias anuales disminuyeron ligeramente de $297 millones a $287 millones. Se puede esperar una reducción aún mayor en 2025.
Por su parte, cuando los equipos envíen sus elementos a Estados Unidos, verán incrementados los gastos de despacho aduanero y transporte interno por las medidas que están en curso o ya implementadas.
La F1 no está sola
Otras expresiones deportivas sufrirán con los aranceles.
Grandes eventos como la Copa Mundial de Fútbol 2026 y los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028 plantean interrogantes sobre patrocinios internacionales. John Zerafa, estratega de licitaciones deportivas, sugiere: «Algunos patrocinadores están reevaluando cómo ‘activan’ sus acuerdos en EE.UU. ¿Por qué gastarían millones si ahora es prohibitivo vender en América?»
Las acciones de marcas deportivas como Nike, Adidas y Puma han caído ante temores de que los mayores costos de importación se trasladen a los consumidores, aunque algunos expertos consideran que el impacto podría ser limitado dado el alto margen de ganancia en productos deportivos.
También surgen dudas sobre cooperación en seguridad, visados y movimiento transfronterizo de aficionados. El encarecimiento de materiales importados como acero y aluminio también podría afectar el desarrollo de infraestructuras.
¿Cómo podría la F1, entonces, quedar exenta de semejante turbulencia mundial?