La temporada pasada, en el GP de Italia, en Monza, debutaba para sorpresa de todo el mundo Franco Colapinto al volante de un Williams, sustituyendo al norteamericano Logan Sargent. Las prestaciones del argentino llamaron inmediatamente la atención del paddock. Franco era consciente que era su gran oportunidad para ganarse un puesto estable en la máxima categoría del automovilismo mundial.
A pesar de algún accidente, recordemos Brasil y Las Vegas, la impresión que dejo el pilarense fue muy positiva. Talento, velocidad y un buen soporte, tanto comercial como mediático. Elementos suficientes para convencer a Alpine de hacerse con los servicios de Franco.
No fue hasta Imola, sustituyendo a Jack Doohan, que Colapinto se pudo sentar al volante del A525. Flavio Briatore fijó tres claros objetivos al piloto: ser rápido, no chocar y traer puntos al equipo. Sin embargo, hasta ahora la nueva aventura de Franco se ha convertido en una pesadilla.
Franco no ha conseguido en Alpine encontrar las mismas sensaciones que encontró en Williams. “No tengo confianza con el auto, me cuesta encontrar el ritmo en algunas curvas”, manifestó en Hungría. Todavía no ha encontrado el punto de confianza que le permita ser más rápido y estar a la altura de su compañero de equipo, todo y qué en las últimas carreras, en entrenamientos, ha sido más rápido que Pierre Gasly. En carrera, sea por errores propios o del equipo (la mayoría) no acaba de consolidar estos progresos, no estando nunca realmente luchando por los puntos.
El Alpine no es un auto que brilla en las curvas lentas. Una de sus mejores cualidades es la precisión del tren delantero en las curvas rápidas, algo que siempre ha afirmado el piloto francés. Sus mejores resultados se han dado en circuitos rápidos. Esta confianza en el eje delantero es lo que está trabajando Franco junto al equipo. Sus mejores resultados han llegado siempre en circuitos de baja velocidad, aunque es en este tipo de curvas lentas en donde el auto se expresa peor debido a su baja carga aerodinámica.
El hecho de que Alpine haya cerrado la puerta a desarrollos técnicos, tampoco ayuda al argentino, que se ve obligado a evolucionar con un auto inferior al resto de la parrilla. Un motor menos potente que el resto (se habla de 30CV) y una carga aerodinámica muy deficiente. Toda la energía está focalizada en el auto 2026, que estará propulsado por la unidad de potencia de Mercedes.
La pausa vacacional tiene que servir para poner orden en la mente de Franco, intentar resolver el problema de falta de confianza en el auto en la entrada de las curvas rápidas, verdadero talón de Aquiles del argentino, que le impide demostrar todo su potencial. El mismo potencial que demostró en su debut el año pasado. El talento está aquí, pero el campeonato va quemando etapas. Franco tiene que dar un golpe encima de la mesa que le coloque en la mirilla de los equipos para el próximo año, y lo tendrá que hacer por sí mismo ya que el auto no le ayudará. Sin desarrollos técnicos y con las miras del equipo puestas en 2026, sólo el talento de Colapinto le permitirá ganarse un volante para pilotar uno de los monoplazas de la nueva generación 2026.