ISACK HADJAR, EL OTRO PROST

El piloto franco argelino brilla en la F1 y aunque lo tildan del heredero de Alain Prost, su estilo de manejo y su carácter poco tienen que ver con el del 4 veces campeón.

Un resultado extraordinario para un novato en la F1 actual consiguió Isack Hadjar en el Gran Premio de Países Bajos el 31 de agosto pasado a bordo de un Racing Bulls.

Hadjar, el joven prodigio francés de origen argelino nacido en París en 2004, encarna una nueva generación de pilotos forjada en el cruce entre la rigidez científica y la pasión desbordante.

Hijo de un físico cuántico, Yassine, él mismo expiloto, y de una directora de recursos humanos, Randa, que también gestiona su carrera, Hadjar creció en un entorno donde la disciplina intelectual se suma a la ambición deportiva. Esta doble influencia, entre mente analítica y gestión humana, ha forjado a un piloto de una inteligencia de carrera notable, pero también a un joven capaz de emociones intensas, a menudo en el centro de los debates sobre su fulgurante ascenso. Su familia, descrita como una fuerza motriz constante, le brinda un apoyo emocional crucial en el exigente universo de la Fórmula 1, permitiéndole recuperarse frente a las adversidades.

A Isack ya le han «bautizado» como el pequeño Prost, en referencia al francés de reducida estatura y 4 veces campeón mundial de F1. Puede que en tamaño y por la nariz quebrada que ambos comparten sirva la comparación, pero nada tienen que ver uno con el otro por el carácter y la forma de conducir. Hadjar tiende a ser agresivo, con movimientos bruscos de volante, mientras que Prost era lo que se suele definir como «muy fino», con trayectorias más distendidas y muy precisas. Como si fuese una computadora que repite sus cálculos, tal como lo hacía el mentor y compañero de equipo cuando Alain llegó a la Fórmula 1, Niki Lauda.

Un piloto de F1 actual está obligado a tener claras diferencias con los de la época de Prost. Incluso la edad de entrada a la F1 se ha reducido notablemente y quien no ingrese antes de los 20 o 22 años ya podría considerarse «viejo» o perdido para esa actual exigente fórmula.

Alain Prost, nacido en 1955, recorrió un camino largo y accidentado hacia la Fórmula 1. Proveniente de una familia modesta, su carrera comenzó a los 14 años, en karting. No tuvo él un programa de piloto joven ni red de seguridad que le desarrollara. Escaló gracias a victorias en Fórmula Renault y en Fórmula 3, como sucede hoy con los jóvenes pilotos, aunque en los años de ascenso de Alain esos coches eran mucho menos potentes y exigentes. Su acceso a la F1 se produjo a los 25 años; Hadjar accedió a los 20 años.

Prost debutó con el equipo McLaren en Argentina 1980 y se notó pronto su madurez: marcó puntos en sus tres primeros Grandes Premios, obtuvo su primera pole position ya en la tercera carrera (Brasil) y logró su primer podio en el Gran Premio de España. Finalizó 7º en el campeonato con 13 puntos, una actuación excepcional para un novato en aquella época, especialmente al volante de un McLaren MP4/1 innovador, pero a veces poco fiable.

Alain Prost, Gran Premio de Argentina 1980.
Alain Prost, Gran Premio de Argentina 1980.

Hadjar es producto de la era donde los actores de la F1 se preparan en academias con recursos técnicos, mentales y de simulación que no existían a finales de los años setenta y comienzo de los ochenta del siglo pasado.

Hadjar debutó en kart a los siete años, más o menos como muchos de los actuales novatos de la F1. Ha sido una constante progresión, respaldada por el potente programa Red Bull Junior. Campeón de varios títulos en karting, escaló los peldaños con una regularidad impresionante, terminando subcampeón de Fórmula 3 en 2023 antes de brillar en Fórmula 2, donde logró cuatro victorias y finalizó segundo en el campeonato en 2024.

Este rendimiento fue la llave para su promoción al equipo Racing Bulls en 2025. Sin embargo, incluso fuera de la pista, su temperamento se ha hecho notar; Helmut Marko, el temido director del programa Red Bull, no dudó en pedirle que «mantuviera sus emociones bajo control», reconociendo su velocidad, pero subrayando la necesidad de trabajar en su autocontrol.

Se recuerda por lo impactante cómo lloraba desconsolado tras accidentarse en la primera vuelta del Gran Premio de Australia de este año, el día de su debut. Ya había llamado la atención en su vida intraequipo por sus picos emocionales. De hecho, poco después de la carrera de Australia, aceptó los servicios de un psicólogo deportivo y, según fuentes del equipo, afirman que ha mejorado mucho en ese aspecto.

Isack Hadjar junto a Helmut Marko tras el Gran Premio de los Países Bajos.
Isack Hadjar junto a Helmut Marko tras el Gran Premio de los Países Bajos.

Cuando cruzó la línea de meta para lograr su primer podio en Fórmula 1 en Países Bajos, la emoción fue demasiado fuerte, dejándolo sin palabras, calificando el momento como «surrealista». Esta mezcla de vulnerabilidad y triunfo conmovió a los aficionados, revelando un carácter profundamente humano en un deporte a menudo percibido como frío y mecánico. Se dice que su padre, un hombre de ciencia, le enseñó a aceptar los elementos fuera de su control, como un incidente de mala suerte, una lección de sabiduría transmitida en un mundo de competición feroz.

La comparación entre Isack Hadjar en 2025 y Alain Prost durante su propia temporada de debutante en Fórmula 1 (1980) revela dos épocas, dos trayectorias y dos realidades radicalmente diferentes, a pesar de un punto en común: un talento indiscutible.

En resumen, Prost forzó la puerta de la F1 con su genio puro a una edad más avanzada, mientras que Hadjar ha sido empujado hacia la puerta por una máquina bien engrasada, a una edad récord. Ambos tuvieron comienzos prometedores, pero las comparaciones son difíciles: uno es un pionero de una era antigua, el otro es un producto de excelencia de la F1 moderna.

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