Que lejos está la realidad actual de Ferrari de las expectativas creadas desde principios del año pasado con la contratación de Lewis Hamilton para acompañar a Charles Leclerc. Dos pilotos de primerísimo nivel que anticipaban un protagonismo importante en el objetivo de quebrar los 18 años sin consagrar un campeón mundial.
Por ahora existe una aparente calma de ambas estrellas para enfrentar los problemas que Gran Premio a Gran Premio muestran los autos de Maranello y que los colocan por debajo no solo de los dominantes McLaren sino también de Red Bull y Mercedes Benz, y en alguna medida de hasta de Williams.
Esos problemas sumaron en Miami una deficiente estrategia que pese a tirar juntos vio a las Ferrari circulando en un séptimo y octavo puesto, pero lejos de los punteros. Encima cuando Hamilton con neumáticos duros circulaba más firme que Leclerc con intermedios y disponía de chances para alcanzar a los Mercedes, hubo indecisiones a la hora de transmitir la orden.
Pese a su bronca y de circular a 300 Km/h en la exigente pista de Miami, Hamilton tuvo la claridad de tomar la situación con un poco de humor y mucho de sarcasmo. “¿Estás tomando té mientras lo piensas? ¿Querés que me quede en esta posición durante toda la carrera … Sólo les digo que esto no es un buen trabajo de equipo”, le largó a Riccardo Adami, su ingeniero de pista con el que el inglés no parece tener un relación muy fluida.
Ante el reclamo, no tardó en llegar la orden, y Lewis superó al monegasco. Enseguida comenzó otro problema cuando Leclerc, sobre una Ferrari con mejor ritmo, solicitó al equipo que Hamilton le cediese su lugar para intentar ir en busca del Mercedes de Antonelli. Ante esto, llegó la nueva ironía en forma de queja de Lewis. “¿También debo dejar pasar a Carlos…?», preguntó recordándole que detrás de la Ferrari, Carlos Sainz era una amenaza cada vez más cercana con el Williams.
Finalmente, Hamilton accedió al pedido y dejó el séptimo puesto a Leclerc, quien sin embargo, con sólo seis vueltas por delante, no tuvo chances de superar al Mercedes de Antonelli. A sus espaldas, y con lo justo, Hamilton pudo defender su octavo lugar ante Sainz. Perderlo hubiese sido vergonzoso para Ferrari. No se conocieron públicamente recriminaciones entre Lewis y Leclerc, quienes deslindaron la responsabilidad de lo sucedido en la dirección deportiva del equipo. Teléfono para Frédéric Vasseur y compañía.
“Tenemos que hablar muchas cosas para que esto no se repita en Imola“, coinciden los pilotos. Seguro. Un nuevo sainete, con dudas e ironía, puede desatar esa guerra que por ahora está cubierta por una tensa calma.