Luego de las polémicas por la baja tarifa económica que se exige a los equipos al momento de realizar una protesta, la Fórmula 1 y la Federación Internacional del Automóvil acordaron revisar esta y otras cuestiones en la tercera reunión de la Comisión de la F1, el pasado 22 de julio en Londres. La misma fue presidida por Nikolas Tombazis, director de monoplazas de la FIA, y Stefano Domenicali, presidente y CEO de la Fórmula 1.
El posible ajuste de las tarifas que deben abonar los equipos al momento de solicitar revisiones fue el tema principal de la reunión. Actualmente, el monto es de 2000 euros, un monto muy bajo teniendo en cuenta que las escuderías cuentan con presupuestos millonarios.
Luego de la protesta por parte de Red Bull contra George Russell en el Gran Premio de Canadá, reavivó el debate. La resolución no arrojó ninguna sanción, muchos la tomaron como una “pérdida de tiempo” y un uso estratégico por parte del equipo. “Dos mil euros para un equipo de Fórmula 1 ni siquiera es una consideración. Si fuera una suma de seis cifras, tal vez lo pensarían dos veces”, comentó el piloto de Mercedes.
Russell insinuó que la intención de Red Bull era proteger a Max Verstappen sobre una posible penalización, y que fue una táctica del equipo más que una protesta deportiva.
En la reunión se discutió sobre la posibilidad de incorporar una nueva tarifa para iniciar investigaciones. El objetivo principal es filtrar los reclamos y evitar usar esto como una manera de distracción.
En el comunicado emitido por la FIA luego de la reunión, se expresó la intención de ampliar los supuestos bajo los cuales se podrían llegar a exigir tarifas de depósito. De esta manera, ambos entes rectores se comprometen a generar una equidad en este proceso.
La FIA y la F1 buscan reformar los procedimientos para garantizar que las reglas no se utilicen como oportunidad sino que se apliquen de una manera responsable y justificada.