Maranello ya no es solo el santuario del Cavallino Rampante: se ha convertido en un polvorín. Tras un fin de semana desastroso en Singapur, donde la SF-25 volvió a demostrar sus crónicas carencias de equilibrio y degradación excesiva de neumáticos, los muros de la Scuderia temblaron con una explosión de tensión interna que pone en jaque el liderazgo de Frédéric Vasseur y, con él, el futuro inmediato de Ferrari en la Fórmula 1.
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