Todavía está en el recuerdo de equipos y aficionados lo que sucedió con la implementación del reglamento de motores híbridos, denominados unidades de potencia, en 2014, que trajo el dominio incontestable de Mercedes durante los siguientes años.
Después de 11 años, en 2026, la FIA cambia nuevamente el reglamento de los motores. La idea era atraer a más fabricantes eliminando la MGU-H y aumentando la potencia eléctrica hasta llegar a la paridad del 50% entre motor de combustión y el MGU-K, que será el responsable de almacenar la potencia eléctrica en la batería.
Ante las dudas suscitadas por las nuevas normas, que también incorporan importantes cambios a nivel de chasis y aerodinámica, la FIA quiere evitar, no sólo mejorar el rendimiento de las unidades de potencia, sino también la posibilidad de que los pilotos tengan que abusar del “lift and cost” al agotar la batería antes de completar una vuelta completa en más de un circuito, pero, sobre todo, mantener un nivel parejo de competitividad de todos los motores y que ningún fabricante quede descolgado técnicamente.
Para ello, Nikolas Tombazis, responsable del área monoplazas dentro de la estructura técnica de la FIA, ha presentado el ADUO, un sistema de concesiones que se aplicará a los motoristas que demuestren una falta de rendimiento significativa al inicio de la temporada 2026. Tras las primeras cinco o seis carreras, la FIA evaluará el rendimiento de cada unidad de potencia. Aquellos fabricantes cuyo motor de combustión interna (ICE) se encuentre más de un 3% por debajo de la potencia del motor más competitivo, recibirán una serie de beneficios para ayudarles a recortar distancias.

El objetivo principal de esta medida es evitar que un mal comienzo condene a un equipo a años de inferioridad, una situación difícil de revertir con las normativas actuales. Como decíamos al inicio, la FIA busca prevenir que un solo fabricante obtenga una ventaja tan abrumadora que domine el campeonato durante varias temporadas.
Entre las concesiones que se otorgarán a los fabricantes que califiquen para el ADUO se incluyen más horas de prueba en banco, un mayor margen de inversión dentro del límite presupuestario y la posibilidad de volver a homologar el motor. Estos beneficios se centrarán principalmente en el motor de combustión interna, permitiendo mejoras específicas sin romper la equidad deportiva.
Tombazis ha sido claro en que el ADUO no debe confundirse con un «Balance de Rendimiento» (BoP), como se ve en otras categorías. Las regulaciones seguirán siendo las mismas para todos; el ADUO simplemente ofrece a los fabricantes con dificultades la oportunidad de ponerse al día.
Además de este sistema, la FIA está trabajando en una red de seguridad para los fabricantes que enfrenten problemas graves de fiabilidad. Se está considerando la posibilidad de permitir «motores extra» con un coste reducido dentro del límite presupuestario para evitar que los equipos queden atrapados en un ciclo de averías y falta de desarrollo. Estos cambios, en su conjunto, buscan crear una Fórmula 1 más sostenible, competitiva y emocionante para los aficionados, intentando evitar que se repitan periodos de dominio de un mismo fabricante. ¿Lo conseguirá la FIA con este complicado y cuestionado reglamento? En pocos meses tendremos las primeras respuestas.