Christian, que se mantuvo 20 años al frente de Red Bull Fórmula 1, ya era millonario antes de que los patrones de Red Bull Holdings GMBH, la empresa fabricante de bebidas energéticas austriaca, decidiera despedirlo. Incrementó de la noche a la mañana su fortuna y tiene ahora un gran problema. Un gran problema que muchos quisieran tener: en qué gastar o invertir el dinero.
Muy probablemente, Christian lo invite a otro jefe de equipo multimillonario que también, como él, se sacó inesperadamente la lotería, el ingeniero Ross Brawn.
Ross recibió a finales de 2009 la cantidad de 120 millones de dólares de parte de Mercedes y del fondo de inversiones árabe Aabar. Él y Nick Fry, además, se quedaron con el 24,5% de las acciones que, con el tiempo, fueron vendiendo.
Antes del sensacional cheque que le entregó en mano Mark Mateschitz, el heredero del fundador de Red Bull, Dietrich Mateschitz, Horner ya era millonario, estimándose que había reunido en torno a 65 millones de dólares como «team principal» de la escuadra a la que hizo 6 veces campeona de constructores y 8 de pilotos.
Si bien Brawn le superó en la cifra obtenida tras una simple firma en 2009, lo hizo cediendo la propiedad del equipo Brawn GP, campeón con Jenson Button en 2009, y no como empleado despedido, que fue el caso de Horner.
Christian tenía contrato con Red Bull hasta finales de 2028 y, en realidad, lo que metafóricamente y por imperio legal recibió fue un anticipo de sueldos sin tener que presentarse a trabajar en los próximos tres años. Lo de Brawn fue incluso más increíble, porque a finales de 2008 Honda, que era propietaria del equipo del que él era el team principal, decidió dejar la F1 y cedió por una libra la propiedad del equipo a Brawn y Nick Fry, su mano derecha en la gestión comercial administrativa, para que se conservaran los puestos de trabajo, y le dotó, además, con un fondo para que pudiera seguir en activo la escuadra por un año.
Así, en 2009, tras conseguir los motores Mercedes, Brawn y Fry ganaron 8 carreras (6 Button y 2 Rubens Barrichello), quedándose, además de la corona que se llevaba Button, la de constructores.
Lo de Brawn parecería, a priori, un récord de indemnización, o algo parecido, para un team principal, pero, en realidad, todo el dinero aportado por Mercedes y su socio árabe, se repartió con cierta generosidad. Ross se quedó con 50 millones de dólares, Fry con 30 millones, a fin de 2009 se dio un bono especial de 35 millones para los empleados (más de 300), algo de lo que no se tenía precedentes en la F1.
Por eso, el verdadero recordista es, sin duda, Horner, quien ahora, para volver a trabajar en la F1, deberá cumplir con 9 meses de abstención (garden leave). Tomando la fecha desde que le despidieron, hace tres meses, podría acercarse a un muro de boxes en algún cargo prominente a mediados de 2026. Y parece que ese muro de boxes podría ser el del equipo Alpine por una serie de circunstancias concurrentes: Renault quiere seguir en la F1 pero podría agradecer el aporte de un socio de la estatura de Horner. El actual asesor ejecutivo y mandamás, Flavio Briatore, podría seguir siéndolo. Hace poco, Briatore puso a los mandos del equipo a un hombre de su confianza, Steve Nielsen, ese sería un tema a tratar. ¿Cómo recortaría Horner el poder de Nielsen y cómo compartiría Horner el poder con Briatore? El inglés, que es amigo de Flavio, sabe cómo hacer eso porque ya tuvo que lidiar muchos años con la vigilancia y entrometimiento de Helmut Marko, el hombre de confianza de los Mateschitz en Red Bull. Y Briatore podría planificar su salida a partir de 2027-2028, habiendo cumplido con su objetivo (eso sí, con la ayuda de Horner) de situar de nuevo al que fuese el equipo Renault entre los mejores y ganando carreras.
Horner, con sus propios fondos y una participación, se rumorea, de Bernie Ecclestone, podría comprar acciones de Renault y del grupo inversor americano en la escuadra. Y, al pagar su porción en el nuevo proyecto que él bien sabría llevar adelante, tendrá que darle las gracias a quien no mencionó tras mostrar agradecimiento a todos en su documento de despedida de Red Bull, Helmut Marko. No todos los días tu enemigo te hace multimillonario.