El futuro de Colapinto en manos de un ingenioso jugador oportunista, Flavio Briatore

La máxima autoridad ejecutiva del equipo Alpine ha retornado a la Formula 1 con la misión de rescatar a la atribulada escuadra y seguramente contará con el talento de Franco Colapinto para ganar campeonatos como lo hizo con Michael Schumacher y Fernando Alonso.

Flavio Briatore, quien cumplirá 75 años en abril, nacido en Verzuolo, en los Alpes Marítimos italianos, ha vuelto a la Fórmula 1 tras un ostracismo de más de 15 años. Y lo ha hecho al frente del equipo Alpine, antes Renault, sello al que dio tres campeonatos mundiales antes de tener que renunciar en 2009 por “arreglar” el GP de Singapur. Fue Briatore quien convenció al equipo Williams para cederle a Franco Colapinto por cinco años. Por el momento, Franco es piloto reserva junto a otros tres pilotos: el japonés Ryo Irakawa, el estonio Paul Aron y el indio Kush Maini.

El mundillo de la Fórmula 1 conoce el rápido y audaz modus operandi de este multimillonario que fue socio de Bernie Ecclestone y el gran descubridor de Michael Schumacher y Fernando Alonso. Y en su regreso ha mostrado el mismo carácter expeditivo e intuitivo que en el pasado le permitió llevar al equipo Benetton al campeonato con Michael Schumacher en 1994 y 1995, repitiendo coronas con Fernando Alonso ya con Benetton convertido en equipo Renault. Alonso se consagró en 2005 y 2006, venciendo al mismo Schumacher y a Ferrari.

Histriónico, inspirado a veces, cortante y arrogante otras, Flavio —a quien apodaban “Tribula” (el que se mueve) por su hiperactividad— siempre se la ha jugado. A fondo. Y lo ha hecho ahora a una edad que podría considerarse avanzada para llevar a cabo todo un proceso de recuperación del equipo con sede en Enstone, Inglaterra. Alpine, que estaba entre los últimos del pelotón al comenzar 2024, acabó sexto en las posiciones de constructores al terminar el año, justo después de que Briatore comenzara a dar órdenes, cortar cabezas y reorganizar al personal. Más aún, los ensayos previos al comienzo de la temporada en Baréin sitúan al Alpine A525 que conducirán Pierre Gasly y Jack Doohan con buenas posibilidades de encabezar el medio pelotón.

«El objetivo es conseguir la quinta posición este año, superando a Aston Martin, aunque tendremos que defendernos de Williams y Racing Bull», aseguraba Briatore en una reciente entrevista. Y no se limita: «Estamos reorganizando todo, tengo la gente correcta, trabajamos en armonía. La idea es situarnos entre los mejores en 2026 (los Alpine utilizarán motor Mercedes) y aspirar a ganar y, por qué no, luchar por el campeonato en 2027».

Jugador y oportunista, así fue toda su vida y no parece haber cambiado. Esas virtudes —o defectos, según se mire— lo encumbraron en el deporte motor pero también le metieron en serios problemas.

En su juventud tuvo un restaurante de pueblo, pero estaba decidido a salir de su entorno inmediato, lúgubre y triste, según él. Quería dinero y divertirse. Se fue a Milán y frecuentó malas compañías. Si le preguntan al respecto, confiesa: «Era otro momento de mi vida. Quería divertirme, mujeres y dinero. No lo oculto. Eso ha quedado atrás». En 1985 lo condenaron a un año y medio de prisión por fraude comercial y en 1987 por formar parte de un esquema que, con cartas trucadas, estafaba a incautos jugadores de póker. Le impusieron tres años y huyó a Saint Thomas, Islas Vírgenes. Fue una huida providencial. Había conocido a Luciano Benetton en Milán cuando estuvo un tiempo trabajando en finanzas. Benetton le ayudó a abrir una tienda de la marca en Saint Thomas. Poco después, Flavio encabezaba el desembarco de la textil italiana en USA: abrió 800 tiendas en todo el país y se enriqueció.

En 1986, Benetton había adquirido el equipo Toleman y Luciano y Rocco Benetton convocaron al arriesgado y exitoso emprendedor para que pusiera orden en el equipo. A partir de 1988, la historia es más conocida. Flavio aplicó a la Fórmula 1 sus habilidades de empresario, negociador y gestor. Entre ellas, el don de la oportunidad: en 1991, después de que Michael Schumacher asombrara en su debut en la F1 en el Gran Premio de Bélgica a bordo de un Jordan, Briatore, con ayuda estratégica del gran hacedor Ecclestone, le quitó el piloto al propietario del equipo, Eddie Jordan. Poco pudo protestar el irlandés porque Bernie le había prestado dinero y lo convenció argumentando que Jordan no podía elevar a Schumacher a la cima, pero sí Benetton porque tenía financiación de sobra; además, Bernie quería un alemán entre los mejores para cobrar más por la televisión germana y las entradas al Gran Premio de ese país.

Briatore llevó una fresca idea de marketing a la F1, sacándola de su mundo tradicional de ingeniería y mecánica, para introducir patrocinios y relaciones con la moda y el jet set. Él mismo, que dice que busca el dinero para comprar libertad y opciones, no llevaba una vida precisamente austera: se compró un yate, fue amante de la modelo Naomi Campbell, después novio de la modelo Heidi Klum, con quien tuvo una hija, Leni Klum; como con el pasar de los años los hombres pierden velocidad para huir del matrimonio, terminó en la vicaría junto a Elisabetta Gregoracci, otra supermodelo que le ha dado su segundo hijo, Nathan Falco Briatore, nacido en 2010.

Cuando Briatore estaba al frente del equipo Benetton, se acusó al equipo de utilizar un software que servía como control de tracción. No lo condenaron porque no se pudo probar su uso. En 2009, Nelson Piquet Jr. chocó ex profeso su Renault de F1 en Singapur para propiciar un safety car. Con esa maniobra, Fernando Alonso pudo ganar la carrera. Denunciados por el mismo Piquet, Briatore y su director técnico, Pat Symonds, fueron expulsados de la F1. Igualmente, una corte civil en París dejó sin efecto esa sentencia deportiva. Pero Flavio se mantuvo apartado hasta junio del año pasado.

En el interín, tuvo serios problemas de salud y ahora se cuida de cometer excesos, quizás porque ya no le queda alguno por coleccionar.

La oportunidad de Colapinto 

En el año 2000, Adrián Campos, el descubridor de Fernando Alonso que lo había llevado a Minardi, cayó bajo el “embrujo” de Briatore. Campos, como mánager de Fernando, iba a recibir un porcentaje de los ingresos durante cierto tiempo, pero Alonso iba a ser comercializado y situado en la F1 por Briatore. El resultado: tan beneficioso para Alonso como lo fue antes para Schumacher. Y ahora, 24 años después de descubrir a Alonso, Flavio, el jugador y oportunista, tiene una mano arriesgada con dos cartas con las que quiere salir ganador. Una carta es el equipo Alpine, otra, Franco Colapinto. Si Briatore se tomó el trabajo de convencer a Williams y a los mánager de Franco, la empresa Bullet, de que él puede encumbrar al pilarense en poco tiempo. Con un vendaval como el de Briatore,  ¿quién se atreve a creer que Colapinto no estará nuevamente en la parrilla de salida de un Gran Premio más pronto que tarde?